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Analistas 16/11/2017

Economía abierta y competitividad

Rodrigo Botero Montoya
Exministro de Hacienda

En los debates de actualidad, y los que se avecinan, acerca de la necesidad de fortalecer la competitividad, debe enfatizarse el papel protagónico que desempeña la economía abierta, como marco conceptual. Esto no implica subestimar la importancia de factores que se asocian a la competitividad tales como el nivel educativo y de salud, la innovación, la inversión en infraestructura, la calidad de las instituciones y el régimen de ordenamiento legal. Los avances en esas materias tienden a fructificar en un horizonte de tiempo de largo plazo.

Una nación semi-industrializada de ingreso medio tiene varias razones para privilegiar el concepto de economía abierta, sobre todo, cuando Estados Unidos está dando un viraje hacia el proteccionismo. La razón de fondo es que la plena inserción en la economía internacional es un requisito indispensable para crecer. No existen ejemplos de países que hayan alcanzado ritmos de crecimiento vigorosos, dándole la espalda a la economía mundial. Sin excepción, todos los casos de desarrollo económico exitosos están conformados por países en los cuales el comercio exterior ha crecido a ritmos superiores al del crecimiento de su respectivo PIB.

El contraste entre la estrategia de promoción de exportaciones y la de sustitución de importaciones explica las trayectorias de crecimiento económico divergentes entre los países del Este Asiático y los de América Latina. La siguiente declaración del ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jorge Faurie, es reveladora: “nosotros somos un país que vivió la experiencia reciente del proteccionismo, de vivir encerrados y con lo nuestro. Y nos dejó más chicos, más pobres, menos adelantados tecnológicamente. …El eje ahora es la inserción de Argentina en el mundo. Con los Kirchner no estábamos en el mundo, éramos erráticos”.

Las experiencias internacionales permiten constatar la efectividad de implementar cambios en la política comercial encaminadas a aumentar tanto las exportaciones como las importaciones. El ejemplo más sobresaliente es el de la China a partir de 1978, cuando se tomó la decisión de abandonar la política de autarquía, para participar activamente en el comercio internacional.

La India ha experimentado una transformación significativa, aunque menos exitosa que la de la China, a partir de 1991, cuando el gobierno decidió desmontar el enjambre de controles y liberalizar la economía. Las siguientes reflexiones describen los obstáculos a la actividad empresarial, antes de las reformas: “nos demoramos un año para obtener una conexión telefónica, dos años para obtener la licencia para importar un computador, y 15 días para obtener moneda extranjera para viajar al exterior. .. Los primeros diez años de nuestra maratón parecían interminables y frustrantes”. Así relata su experiencia N. R. Narayana Murthy, uno de los fundadores y luego presidente de la compañía Infosys Technologies Ltd., una de las principales empresas de software del mundo.

La necesidad de responder al reto de participantes extranjeros en el mercado interno es un poderoso incentivo para la modernización tecnológica y gerencial del aparato productivo nacional. Ese es el aporte invaluable que hace la economía abierta a la competitividad empresarial.

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