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Analistas 16/09/2023

El dilema ovíparo

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group

Los países desarrollados tienden a tener culturas y valores sociales que enfatizan el respeto a la ley, la ética, la disciplina y el orden que se evidencia fácilmente en el relacionamiento entre los ciudadanos y con las instituciones gubernamentales.

Lo anterior se percibe en la cotidianidad con actos de solidaridad, honestidad, amor a su país y en los comportamientos cívicos.

Datos revelan que sociedades con altos niveles de empatía y respeto mutuo tienden a experimentar tasas más bajas de conflictividad y violencia interpersonal. Estudios de la Universidad de Stanford identificaron que las personas que practican la empatía y el respeto hacia los demás tienen relaciones más sólidas y satisfactorias, lo que contribuye a un entorno social más estable y feliz.

Por otra parte esos países se caracterizan por la fortaleza de las Instituciones, por tener un Estado de derecho sólido y la aplicación de la ley con efectividad, lo que a su vez crea un ambiente de respeto a la normatividad y admiración por los representantes de la autoridad y la administración de la justicia.

Adicionalmente y de acuerdo con datos de Transparencia Internacional los países con sistemas legales sólidos tienen bajos niveles de corrupción, los ejemplo son Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, Suiza y Singapur, que regularmente se ubican entre los países menos corruptos del mundo y disfrutan de un alto nivel de democracia y libertades civiles.

La honestidad y la integridad también juegan un papel crucial en el desarrollo ético de una sociedad, según el World Economic Forum países con altos niveles de integridad y transparencia en sus instituciones públicas tienen una mayor confianza en el gobierno, lo que fomenta la inversión, la creación de empresas que se traduce en empleo, impuestos para el Estado e infraestructura, en una palabra, desarrollo.

En cuanto a la educación en los países con desarrollo se enfatizan la importancia de la educación cívica y la responsabilidad cívica para que los ciudadanos conozcan sus derechos, sus deberes y sus responsabilidades legales; lo que fomenta un mayor respeto por la ley y la ética que son la piedra angular para garantizar un orden y una sociedad respetuosa, justa y equitativa.

La disciplina personal y colectiva también son parte de la educación y elemento fundamental para alcanzar el desarrollo de un país, además que la autodisciplina se relaciona con los éxitos y logros de metas personales y profesionales según un estudio del Journal of Personality and Social Psychology.

En países con desarrollo sobresaliente como es el caso de Singapur, donde se valora la disciplina en la educación, los estudiantes tienen un rendimiento sobresaliente en pruebas de conocimiento y desempeño académico, lo que explica el crecimiento económico, la competitividad y la innovación.

Sin entrar en el discernimiento sobre que es primero si la gallina o el huevo y sin caer en la trampa de las excusas y las culpas del pasado es claro que la relación entre los países desarrollados, incluyentes y democráticos y los países subdesarrollados, violentos y corruptos pareciera estar en educación, en valores, en respeto, en disciplina y en igualdad de oportunidades.

La mayoría de las personas deciden y actúan haciendo el bien, padres desde su hogar, empresarios y funcionarios públicos desde el ejemplo y profesores desde los las escuelas y universidades están trabajando para educar nuevos líderes, nuevos científicos, nuevos humanistas, nuevas tecnologías, nuevas formas de incluir, nuevas formas de recuperar la familia, la espiritualidad y los valores que ayudan a encontrar mejores formas de construir la vida y encontrar la realización. UD ya asumió su responsabilidad o está esperando a los huevos del gallo.

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