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Analistas 09/05/2021

Conciencia y consistencia

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group

El artículo 19 de la Declaración de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, establece que "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar, recibir informaciones y opiniones y difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión".

Más claro imposible, pero para tramitar quejas o insatisfacciones también hay canales igual de importantes y personalizados; por ejemplo las empresas e instituciones de carácter serio tienen un procedimiento interno para que sus grupos de interés tengan un sistema auditable y con trazabilidad para poder promover, capturar, investigar, solucionar y remover las causas raíces de las inconformidades, insatisfacciones, quejas y los reclamos de sus clientes, en el Estado ocurre lo mismo.

En las democracias serias, la forma de tramitar las insatisfacciones y descontentos, además de las oficinas de quejas y reclamos, que son minuciosamente revisadas por las revisoras y las contralorías, son en primera instancia quienes nos representan ante las instituciones como son los personeros, las defensorías, juntas de acción comunal, los concejales, diputados y los congresistas; panorama este que combinado con las garantías judiciales hace que el sistema sea garantista, equilibrado e igual para toda la sociedad.

Sin embargo, ante la cantidad de las expectativas que obedecen a un sinnúmero de intereses (además de las situaciones acumuladas por años y siglos de discriminaciones raciales, religiosas, sociales, económicas, de género etc.), han venido siendo aprovechadas por caudillos populistas con partidos egocéntricos que llegan a altas dignidades de los diferentes poderes públicos, y han logrado que el número de democracias liberales se hayan reducido de 41 en 2010 a 32 en 2020 y que las democracias electorales representan solo 60 países, según el instituto Varieties of Democracy con sede en Gotemburgo.

En el caso de Latinoamérica las iniciativas populistas con pérdida de la democracia ya lo esta sufriendo en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua donde el patrón de estas autocracias lo primero que hacen es atacar a los medios de comunicación y periodistas en oposición, a las empresas grandes y pequeñas y luego a la sociedad civil faltando el respeto a las instituciones y a los opositores difundiendo información falsa.

Es claro en los países Latinoamericanos que aunque muchas de las protestas son legítimas, se convierten en caballos de Troya al servicio de los enemigos de la democracia y amigos del totalitarismo con el fin de exacerbar la frustración, el miedo y la rabia lo cual logran a través de agredir, destruir e incendiar, copando e inundando los medios sociales y amedrentando a todos los que necesitan, deben y quieren trabajar o estudiar interrumpiendo la libre movilidad, la libre empresa y la libre expresión.

El remedio para no dejar que el caos, la angustia y desesperación se tome a la sociedad y se vuelva la realidad que los enemigos de la democracia ansían, es que cada uno asuma un rol activo y definitivo en el manejo responsable de la comunicación y diseminación de mensajes angustiantes, destructivos, que no se sabe con certeza su origen y confiabilidad, y no contestar agresiones.

Es tiempo de entender el problema y escuchar las propuestas de los diferentes grupos, sin ponerle tintes políticos y apoyar a la institucionalidad y a los medios legales y legítimos, pues quizás encuentre fácilmente la solución a una insatisfacción suya; para salir de la crisis poscovid los que creen en la democracia y las instituciones deben estar vacunados y remar sin prisa, pero sin pausa o se ahogan todos.

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