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Cambiar la cultura de una empresa es una de las tareas más importantes, y más mal entendidas, dentro del mundo corporativo. Muchas organizaciones creen que la cultura se transforma con un taller motivacional, una charla inspiradora o una frase bonita en la pared. A veces me han dicho si puedo ayudarles a cambiar la cultura en un fin de semana. Pero la ciencia del comportamiento y la psicología organizacional llevan años demostrando que la cultura no cambia con una intención, sino con un sistema y para eso necesitas tiempo.
Ese sistema se resume en tres palabras: Recordación, Repetición y Rituales. Las 3R que verdaderamente construyen, o destruyen, el clima laboral.
Empecemos por lo primer, Recordación, esto es súper importante porque las personas olvidan y muy rápido. Nuestra memoria organizacional es frágil. Sin recordatorios constantes, las empresas vuelven al piloto automático: a lo urgente, a lo fácil y a lo conocido. Desde la neuropsicología sabemos que la información debe reforzarse varias veces para convertirse en guía de comportamiento. Por eso, los líderes tienen una función clave: recordar, reiterar y mantener visible lo que es importante. Recordar no es regañar, Recordar es priorizar.
Se debe recordar: los valores, las conductas esperadas, las reglas del juego, los estándares de convivencia, las expectativas del equipo.
Segundo, Repetición: la cultura es un hábito, no un discurso. La cultura no es lo que la empresa dice que es, es lo que hace todos los días. Los valores solo se convierten en cultura cuando se repiten lo suficiente para volverse automáticos. En psicología del comportamiento, esto se llama automatización conductual: lo que se repite de manera constante se transforma en norma social interna. Por eso, colocar “integridad, respeto y colaboración” en un afiche no cambia nada. Lo que cambia es: cómo los líderes toman decisiones, cómo se resuelven los conflictos, cómo se reconocen los logros, cómo se comportan las personas cuando nadie las está viendo. Si no hay repetición, no hay cultura. Hay solo buenas intenciones.
Finalmente, los Rituales: el pegamento emocional de la cultura. Si la repetición construye hábitos y la recordación enfoca, los rituales sellan la cultura. Los rituales son acciones simbólicas y repetidas que transforman los valores en experiencias, y las experiencias, como muestra la literatura en psicología social, son la base de la pertenencia.
Cambiar la cultura requiere constancia, coherencia y liderazgo consciente. Las empresas que transforman su clima laboral no lo hacen por inspiración: lo hacen por diseño.
Porque la cultura efectiva no es magia: es método, es disciplina, es repetición, recordación y rituales.
En un entorno empresarial donde la velocidad, la presión y el cambio constante parecen la norma, las organizaciones necesitan sistemas simples pero poderosos que generen estabilidad cultural. Las 3R funcionan porque no dependen de discursos, sino de comportamientos sostenidos en el tiempo. Cuando una empresa diseña sus hábitos, refuerza sus mensajes y convierte sus valores en experiencias, no solo mejora el clima laboral: también fortalece la productividad, la confianza y el sentido de propósito. La cultura no se transforma con grandes anuncios, sino con pequeños actos consistentes que, repetidos cada día, construyen empresas memorables.
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