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Analistas 23/11/2013

Repudio a las políticas de austeridad en Europa

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El recorte de la tasa de interés anunciada por el Banco Central Europeo (BCE) ha llevado a enormes tensiones, con el consejo ejecutivo dividido y muchos economistas alemanes protestando. Como siempre, gran parte de la discusión tiene que ver con la percepción de que esos holgazanes europeos del sur están viviendo de a gratis.

Según un artículo publicado recientemente en el Financial Times: “Un comentario del economista en jefe del semanario financiero WirtschaftsWoche calificó la decisión como un ‘dictado de una nueva Banca d’Italia basada en Fráncfort’”.

¿Por qué esos italianos, etc. no pueden mejorar su situación como lo hicieron los alemanes?

Lo que los alemanes (tanto economistas como público en general) aún no parecen entender es cuánto del éxito de Alemania para emerger de su estancamiento de finales de la década de 1990 dependió de un auge en cierta forma inflacionario en el sur de Europa. Y, por tanto, tampoco comprenden cuánto daño está causando Alemania al negarse a permitir mayor inflación en la eurozona.

Luego de la creación del euro, Alemania pudo ganar gran competitividad sin deflación porque España y otros países estuvieron dispuestos a aceptar inflación muy por arriba del 2%. Pero ahora la eurozona tiene una inflación subyacente inferior a 1%, lo que significa que España sólo puede alcanzar devaluación interna a través de una deflación paralizante.

Los alemanes, en otras palabras, están pidiendo que los europeos del sur los emulen. Están exigiendo que logren una hazaña que Alemania nunca tuvo que manejar, y que difícilmente alguien ha manejado.

Mario y los austeritarios

Sólo un punto obvio que no estoy tan seguro que la gente haya estado comprendiendo: El sorprendente recorte a la tasa de interés anunciado por Mario Draghi, presidente del BCE, en efecto es un repudio al naciente triunfalismo de los austeritarios de Europa.

Los que siguen estas cosas probablemente notaron que apenas hace unas semanas los austeritarios (particularmente Olli Rehn, el Comisionado Europeo, pero también muchos otros) clamaban que las señales de un poco de crecimiento económico en este trimestre reivindicaban sus políticas de los últimos cuatro años. Sí, era una tontería; quiero decir, bien podría golpearme la cabeza repetidamente y después hacer más lento el ritmo del castigo y empezaría a sentirme mejor. ¿Esto significa que golpearme yo mismo en la cabeza me hacía bien?

No obstante, así estaban las cosas. Pero entonces el BCE analizó indicadores más relevantes: desempleo aún creciente e inflación subyacente cayendo por debajo de 1% (¡Japón, ahí te vamos!)..

Y las autoridades del banco parecen haberse preocupado mucho.

Pongámoslo de esta forma: el BCE no estaría recortando las tasas de interés si pensara que Europa ya salió de la mala racha.

Keynesianismo armado, edición histórica

Recientemente escribí sobre cómo a Europa le está yendo peor en este punto (al menos en términos de producción industrial, y probablemente en términos de producción general) que durante la Gran Depresión.

La respuesta que recibí de mucha gente es que las cosas eran distintas en ese entonces, porque Europa se estaba rearmando. Umm. ¿Y su punto es … ?

No hay nada especial que haga que el gasto militar sea mejor estímulo que otros tipos de gasto; de hecho es al revés, porque gastar en cosas útiles puede mejorar el potencial de largo plazo de la economía además de darle un impulso de corto plazo. Entonces, cuando alguien atribuye la recuperación europea de la década de 1930 al gasto militar, está diciendo que la economía necesitaba en ese entonces una política fiscal expansiva, y la necesitaba tan urgentemente que hasta el gasto destructivo tuvo un efecto positivo.

En esta ocasión, la buena noticia es que tenemos paz. La mala es que los líderes de Europa, carentes del incentivo para aumentar sus ejércitos, han escuchado a los profetas de la austeridad y han recortado el gasto cuando debieron haberlo aumentado. Y el resultado es una depresión que está encarrilada a empeorar más que en la década de 1930.

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