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Analistas 10/10/2016

Paul Ryan: ni serio ni de principios

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“Durante años, Ryan ha cultivado una reputación a ambos lados del pasillo como paragón de la decencia, la seriedad y los principios; esa rara criatura de D.C que parece genuinamente guiada por la buena fe”, escribió hace poco McCay Coppins en BuzzFeed. “Para muchas personas de Washington, incluyendo un número no menor de reporteros, el apoyo de Ryan a Trump no es simplemente un error de juicio político, sino una cobarde traición”.

Ryan, presidente de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, no es, repito, no es un hombre de principios honesto y serio que haya ensuciado su imagen al apoyar a Donald Trump, el candidato presidencial de su partido. Ryan ha sido un fraude obvio todo el tiempo, al menos para cualquiera que pueda hacer cuentas. Sus propuestas para el presupuesto invariablemente contienen tres elementos:

1. Enormes recortes impositivos para los ricos.

2. Salvajes recortes en la ayuda para los pobres.

3. Un condimento misterioso, o afirmaciones de que recaudará billones de dólares cerrando resquicios fiscales no especificados, y que ahorrará billones de dólares recortando gasto discrecional no especificado.

Tomando en conjunto los elementos 1 y 2 (esto es, analizando las políticas donde Ryan ofrece detalles), sus propuestas siempre han incrementado el déficit, transfiriendo ingresos de los pobres a los ricos. Solo invocando el elemento 3, que no conlleva nada además de afirmaciones implausibles carentes de sustento, es como puede afirmar que sus propuestas reducen el déficit.

No obstante, Ryan se hace pasar como ícono de la probidad fiscal. Lo que lo vuelve, a su manera, igual de fraudulento que Trump.

¿Cómo ha podido Ryan salirse con la suya? La respuesta principal es que ha sido un enorme beneficiario del falso equilibrio. La narrativa de los medios estadounidenses requiere que haya expertos serios y de principios a ambos lados del pasillo. Por tanto, Ryan se ha convertido en el símbolo designado de esa supuesta equivalencia, pese a que los expertos en presupuestos han despedazado sus propuestas en repetidas ocasiones.

Y supongo que los medios también lo van a perdonar rápido por el episodio de Trump. Los medios lo necesitan para su “bilateralidad”.

Después de todo, no es que quede alguien genuinamente honesto y experto en política en el partido que nominó a Trump.

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