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Analistas 04/10/2014

Los conservadores reviven la fantasía canadiense

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Pienso que esto califica como idea “cucaracha” (las ideas “zombis” simplemente siguen arrastrando los pies, mientras que a veces pensamos habernos librado de las cucarachas, pero siguen saliendo). Pensé que nos habíamos librado de todo esto hace cuatro años. Pero noooooo.

El Sr. Barra aborda los puntos principales en su artículo (puede leerse aquí: nyti.ms/1BypKn7). La austeridad canadiense en la década de 1990 fue compensada con un enorme movimiento positivo en la balanza comercial, debido a un dólar canadiense en picada y a exportaciones de materias primas. Dado que no todos podemos devaluar y avanzar a un superávit comercial, esto significó que la historia canadiense en la década de 1990 no tuvo relevancia para todo el debate sobre la austeridad del 2010.

También, todo el debate sobre austeridad versus estímulo fue motivado por el problema de que las tasas de interés estaban en el límite inferior cero, lo que significó que no había una forma fácil de compensar los efectos de la austeridad. ¿Canadá en la década 1990? No tanto. 

Sin embargo, el Sr. Barro pasa algo por alto. Al manejar afirmaciones de gente de ala derecha sobre información económica, no solo no se deberían aceptar sus aseveraciones, sino que también se debería asumir que lo que dicen de todas formas es equivocado.

El Sr. Barro escribe: “Apretado por altas tasas de interés, un gobierno de centro izquierda instituyó grandes recortes al gasto en la década de 1990; como resultado, el nivel de gasto público de Canadá como porcentaje de su economía ha caído hasta igualar el de Estados Unidos”.

Eche un ojo al gráfico de esta página con datos del Fondo Monetario Internacional. La brecha entre el gasto público canadiense y estadounidense se achicó durante la recesión porque fue mucho peor en Estados Unidos.

Esto significó que cualquier nivel dado de gasto fue mayor como porcentaje del producto interno bruto (PIB), y también llevó a un pico temporal en el gasto en Estados Unidos, principalmente en seguro por desempleo y otros programas de la red de seguridad, pero también brevemente en estímulo.

Pero todo eso es del pasado, y otra vez hemos regresado a la situación normal donde el gasto canadiense como porcentaje del PIB es mucho más grande que el nuestro, incluyendo mucho más gasto en reducción de la pobreza.

Entonces, los conservadores se han enamorado de una Canadá imaginaria cuya historia y realidad actual no se parecen en nada al verdadero lugar.

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