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Analistas 09/03/2014

Amos del universo, súper estrellas de Wall Street

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Greg Mankiw, economista de Harvard, ha escrito otra defensa del 0,1%, y ésta, una columna de opinión reciente para The New York Times intitulada “Yes, the Wealthy Can Be Deserving”, resulta un tanto increíble.

Antes de llegar a la parte increíble, empero, ya basta con las estrellas de cine, el primer punto del Sr. Mankiw. Sí, un puñado gana un montón de dinero, pero son una parte trivial de la historia. Los niveles superiores de la distribución del ingreso en Estados Unidos están ocupados abrumadoramente por ejecutivos de un tipo u otro (corporativos, financieros, de bienes raíces) y abogados que seguramente son más corporativos que Perry Mason. Y ni siquiera los nombres más importantes de los medios son verdaderos jugadores. Recuerden que los 40 administradores y corredores de fondos de inversión mejor pagados ganaron en 2012 un promedio de más de US$400 millones cada uno.

Lo que me lleva a la parte increíble de la columna de opinión del Sr. Mankiw, quien invoca el fuerte papel de dichos ingresos en la desigualdad estadounidense para sostener que estas fortunas son merecidas. “Un caso similar es la industria financiera, donde pueden encontrarse muchos paquetes de compensación considerables”, escribe. “No hay duda de que este sector juega un papel económico crucial. Los que trabajan en la banca, en empresas de capital de riesgo y en otras firmas financieras están a cargo de asignar los recursos de inversión de la economía. Deciden, de forma descentralizada y competitiva, qué compañías e industrias se achicarán y cuáles crecerán. Tiene sentido que una nación asigne a la tarea a muchos de sus individuos más talentosos y, por tanto, altamente compensados”, afirma.

¿El Sr. Mankiw ha estado viviendo en una cueva desde 2006?

Actualmente estamos en el séptimo año de una crisis provocada por el exceso de Wall Street; el asombroso trabajo de “asignar los recursos de inversión de la economía” consistió, como lo sabemos ahora, principalmente en canalizar dinero a una burbuja de bienes raíces usando al mismo tiempo ingeniería financiera para crear la ilusión de inversiones sólidas, seguras. También sabemos que hay inquietudes reales sobre si los fondos de inversión, en particular, de hecho destruyen valor para sus inversionistas.

Una cosa más: el Sr. Mankiw sostiene que nuestro sistema fiscal es justo porque el 0,1% de los que más ganan pagan un porcentaje más alto de su ingreso en impuestos federales que la clase media. Esto omite la compensación parcial de esta progresividad de los impuestos regresivos estatales y locales (lo mismo para todos, independientemente del ingreso). Pero sin duda el punto principal es que en el grado en que los impuestos para el 0.1 por ciento son altos (en realidad no lo son, en un contexto histórico), esto se debe en gran parte a que Mitt Romney perdió la contienda presidencial de 2012, por lo que siguió en pie la reversión parcial del presidente Obama de los recortes fiscales de George W. Bush y los recargos por ingresos altos que ahora financian parcialmente la reforma al sistema de salud. Resulta un tanto cómico que afirme que nuestro sistema es justo gracias a políticas que él y sus amigos intentaron matar tan desesperadamente.

De cualquier forma, los lobos de Wall Street se parecen más a Gordon Gekko que al Hombre de Hierro; si son el mejor argumento que tienen los conservadores a favor de la justicia de la desigualdad extrema, no les está yendo muy bien.

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