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Analistas 09/09/2022

Fallas en la capitalización individual

Mauricio Olivera
Vicerrector Administrativo y Financiero UniAndes

En el seminario de desarrollo social de la Cepal de la semana pasada tuve el placer de participar en un panel de discusión sobre pensiones con uno de los grandes expertos latinoamericanos en pensiones, Carmelo Mesa-Lago. Su análisis más reciente (Pensiones de Capitalización Individual en América Latina, 2022) muestra que las promesas de los sistemas de pensiones de capitalización individual se incumplieron.

Entre 1981 y 2008 11 países de América Latina reformaron su sistema pensional introduciendo elementos de capitalización individual. En Colombia esta reforma se implementó en 1993, cuando se creó el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (Rais) administrado por fondos privados. Entre 2008 y 2021, cinco países reformaron los sistemas de capitalización individual, y en dos, Colombia y Perú, la reforma está en discusión. La principal razón de reformar estos sistemas es el incumplimiento de sus promesas.

La promesa de expandir la cobertura no se logró. La de trabajadores, medida como el porcentaje de la Población Económicamente Activa que cotiza, se redujo, y para 2019 en cinco de ocho países con datos era menor a 50% (cobertura mínima establecida por la OIT). La cobertura de pensionados no aumentó gracias a los sistemas de capitalización individual; lo hizo por una mayor intervención del Estado con pensiones no contributivas, como el programa Colombia Mayor en Colombia.

En Chile los reformadores prometieron que las pensiones alcanzarían 70% del promedio salarial de la vida del trabajador, siento este monto suficiente para una vida digna. Para la OIT este porcentaje debe ser por lo menos 45%. En el 2015 este porcentaje en los sistemas de capitalización individual alcanzaba 40%, mientras que el de los regímenes de reparto -como el de Colpensiones- llegaba a 65%.

La competencia entre los fondos privados, que reduciría los costos de administración de los ahorros, tampoco se logró. En tres países con datos comparables la comisión y el seguro previsional oscila entre 22% y 30% de la cotización. Por cada punto porcentual de comisión a lo largo de la vida laboral de un trabajador la pensión se reduce en 20%.

Los sistemas de capitalización individual se consideraron la mejor opción para enfrentar el envejecimiento poblacional porque no incluyen una transferencia intergeneracional entre trabajadores y pensionados. Sin embargo, el crecimiento en la esperanza de vida obliga a estos sistemas, igual que a los de reparto, a revisar la edad de pensión y la tasa de cotización.

La única promesa que se ha logrado es el aumento en el ahorro macroeconómico. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para mantener los sistemas de capitalización tal cual se crearon. Hoy de 20 países de la región, la mitad tiene un sistema de reparto, y la otra mitad evolucionó hacia un sistema de pilares en el cual se complementan el régimen de reparto - Colpensiones- y el de capitalización individual -los fondos privados. Tal vez esta es una de las lecciones más importantes. Así los sistemas de capitalización no hayan cumplido sus promesas, son necesarios, como complemento de los de reparto. Cualquiera de los dos extremos -solo Colpensiones o solo fondos privados- es insostenible. En otras palabras, los fondos privados reformados son necesarios.

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