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Analistas 10/11/2020

Las encuestas no pronostican

Martín Orozco Pfeifer
Gerente general Invamer
Analista LR

Ninguna industria debe negarse a encontrar todos los días oportunidades de mejora, de hecho, eso ha ocurrido en los últimos 50 años en la industria de Investigación de Mercados en Colombia, y esperamos que siga ocurriendo siempre. Algunos ejemplos son: hacer encuestas con tarjetón físico de manera personal, hacer las preguntas con tablets, lo cual permite georreferenciar el lugar exacto que fue seleccionado en la muestra. A su vez permite grabar con audios las encuestas realizadas y de esta manera mejorar la supervisión para garantizar la confiabilidad y oportunidad de los datos recogidos en campo, entre muchas otras innovaciones que se han logrado. En la última elección presidencial de 2018 quedó comprobado, con documento notariado, que si se realizan las encuestas hasta un día antes de la elección, la opinión de las personas y su intención de voto tiende a cambiar poco o en algunas ocasiones nada, como en la que fue elegido Iván Duque como presidente de los colombianos. Y para no ir muy lejos, en países en donde el conteo no es tan rápido como en Colombia (logro de la Registraduría), en los que se realizan encuestas a boca de urna, ocurre lo mismo y con mayor exactitud. En nuestro país una muestra de 1.200 encuestas bien distribuidas en todas las regiones, e incluyente porque tiene en cuenta tanto las zonas urbanas como rurales (estas últimas representan entre 20% y 25% de la población votante) con un margen de error de 3%, y con un equipo de encuestadores altamente calificado, está garantizado el resultado de una medición en una época específica del tiempo.

Para el caso de Estados Unidos, habría que hacer 52 encuestas de este tipo, y a su vez calcular el número de votos electorales que se le asignarían a cada candidato según el estado. Si en algunos estados con resultados muy reñidos entre un candidato y otro, es decir que estén dentro del margen de error, lo que significa 3 puntos hacia arriba o hacia abajo en el número de cada candidato, podría presentarse una desviación importante según las condiciones electorales y democráticas de ese país. Pero en realidad el descache es seguir en la discusión sin fin de porqué las encuestas atinaron o no atinaron, cuando lo primero que hay que entender e informar de manera correcta, es que las encuestas no pronostican. Continuar con esa discusión sólo logrará confundir cada vez más, a una sociedad ya tan polarizada como la que somos. Las encuestas sirven, y mucho, para en determinados momentos del tiempo durante una carrera electoral, conocer cuáles son las preferencias de la gente con respecto a uno u otro candidato y las ideas que van proponiendo durante las campañas y los debates. Son un elemento adicional importante para que las personas tomen decisiones, desde la más elemental cómo salir a votar, en países como el nuestro y Estados Unidos en los cuales el voto no es obligatorio. Por tanto, utilicémoslas bien y entendamos que es una de las mejores herramientas para conocer mejor a una sociedad y empezarnos a entender a nosotros mismos.

Y no se nos olvide, una encuesta no es un pronóstico.

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