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Analistas 02/02/2022

¿Y las propuestas pa’ cuándo?

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

Nunca antes un debate electoral había estado tan escaso de propuestas y nunca antes había sido tan peligroso. Los candidatos cayeron en el círculo vicioso de vender “sangre”; es lo que clasifica, es lo que los hace populares y es lo que les garantiza un espacio, casi seguro, en algún titular de prensa ¿Quién sabe cuál es la política de pensiones de Gaviria? ¿O la de vivienda de Federico Gutiérrez? ¿Alguien sabe qué propone Fajardo en una reforma a la justicia? ¿O Petro en cuanto a infraestructura e interconexión vial? ¿Saben que por lo menos cuatro candidatos proponen revisar los TLC? ¿Y que los que se dicen más liberales y progresistas no están de acuerdo con la eutanasia en casos no terminales? ¿Saben quiénes se sentarían a negociar con Iván Márquez? ¿Quiénes restablecerán relaciones con Venezuela o romperían relaciones con Nicaragua y Cuba?

Y no es que los candidatos no tengan propuestas, es que el debate es tan pobre en ideas y tan grueso en discusiones estériles, que ningún aspirante se esfuerza por tener un programa, presentarlo, desarrollarlo y someterlo al escrutinio público. Siempre será más rentable mantenerse en el insulto, el señalamiento o el espejo retrovisor. Lamento mucho que los candidatos, la mayoría con hojas de vida impresionantes, hayan limitado sus intervenciones a la frase rimbombante. Rodolfo Hernández solo apunta a la corrupción, un tema popular, pero que desconoce una realidad más amplia. Sergio Fajardo cree que todo pasa por falta de educación. Petro justifica los problemas en el hambre y la desigualdad.

En Equipo por Colombia el hobby es atacar a Gustavo Petro, mientras Petro se dedica a poner el espejo retrovisor hasta Uribe; en el uribismo el caballito de batalla está en la Coalición de la Esperanza y la Coalición de la Esperanza, que se autodenomina de centro, ahora resulta ser la encarnación de la oposición al Gobierno. De todos, tengo que decir que al que no le he escuchado decir ni “mu” es a Alex Char. Ni una propuesta, ni una idea, ni una posición ideológica. Sigue punteando en encuestas pese a su silencio, y no me sorprende, al contrario, prueba la maquinaria que viene con el apellido.

En toda esta decadencia del debate también tendrán que hacer un mea culpa los medios: en el afán de la noticia y el rating dejaron de buscar formatos en los que la gente pueda ver, más allá de las palabras de grueso calibre, las propuestas de los candidatos; muchos desistieron de crear formatos con contenido y que resulten tan atractivos como una guerra de sables. Claro, tengo que decir que en RCN hemos hecho el esfuerzo, con programas como “Candidatos en la redacción”, que pregunta básicamente por soluciones a los problemas del país, también le apostaremos a la pedagogía “para que su voto cuente” y vendrá una sección como “El Promesómetro”, para que las audiencias sepan si lo que proponen los candidatos es viable, o si solo nos “están vendiendo humo”.

Pero como dicen por ahí, una sola golondrina no hace verano; para ponerle altura y profundidad al debate se necesita una estrategia mucho más articulada y arriesgada. Lo peligroso es que así como va el país, terminará eligiendo, no al de las mejores propuestas, sino a “ese” que se defendió como toro en los debates. Quizás “ese” no tenga propuestas, o pero aún, sean propuestas imposibles de realizar.

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