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Analistas 22/08/2023

Gana-gana

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

Todo lo que se diga ahora sobre renegociación del TLC con Estados Unidos son hipótesis y especulaciones. ¿Qué piensan los estadounidenses sobre las declaraciones del presidente Petro? Respondieron de la Embajada estadounidense mediante un video institucional que, en resumen, afirma que el acuerdo es un “gana-gana”.

Metódicos, pragmáticos y conocedores de cómo funcionan las democracias de este continente, seguirán ocupándose de sus asuntos, que no son menores y con elecciones a la vista, hasta que llegue el momento de escalarlo.

Y será hasta entonces que escucharán los argumentos, verán las posibilidades, insistirán en las ventajas, advertirán sobre los riesgos y finalmente sus funcionarios explicarán qué se puede y qué no, pero no nos van a regalar nada, y así como desde Colombia se querrán más ventajas, EE. UU. pedirá reciprocidad y volveremos al comienzo. Además, cualquier modificación requiere de la aprobación del Congreso de esa nación y en el actual contexto las posibilidades de que esto se tramite son casi nulas.

Que podemos revisarlo, bien, existen los instrumentos y ha habido algunos avances. Que no, que queremos renegociar y cambiarlo y no llegamos a un acuerdo, listo, a partir de los seis meses siguientes a solicitar su terminación tendremos aranceles para todo lo que exportamos, y eso significará perder miles de millones más de los que ganaremos restringiendo importaciones.

¿Dejar de importar maíz para crear millones de empleos, como dice el presidente? Igual tendremos que comprarlo en otro lado (más caro), por la sencilla razón de que Colombia necesita 6,5 millones y produce solo 1,2 millones, y para autoabastecernos necesitamos tecnología, contar con los insumos y tener la infraestructura adecuada.

¿Qué pasará con las exportaciones? Pues se perderán mercados, habrá más dificultades para vender y la competencia pescará en río revuelto. Un buen ejemplo es lo que sucedería con las 500.000 familias caficultoras: antes del TLC tenían 4% del mercado y con el acuerdo pasaron a 12%. Eso se perderá sin la menor duda.

Para EE.UU. el TLC con Colombia significa muy poco en términos económicos, mientras que para nosotros será perder el mayor comprador. Suponer que los estadounidenses nos necesitan porque se encuentran en conflicto comercial con China o bajo tensiones bélicas con otras naciones es pecar de ingenuos.

Además, a diferencia de EE.UU., en Colombia hay más política de Gobierno que de Estado y eso significa que en tres años habrá otro gobernante aquí y posiblemente también allá. Y si regresan los republicanos, Trump, por ejemplo, entonces habrá menos consideración y más distancia.

Un acuerdo comercial es un contrato y ninguna de las partes lo puede cambiar de manera unilateral. ¿Se puede terminar? Si, pero también perdemos los beneficios, los diez años de ajustes, el trabajo de admisión y diversificación. Ni siquiera los hidrocarburos ni otros commodities podrían mantener las ventajas que han disfrutado en esta década.

Estamos en mora, eso sí, de poner en acción la política de reindustrialización, fortalecer las estructuras productivas regionales, diversificar productos y mercados, traer inversión para la exportación, tecnología y conocimiento, insertarnos en las cadenas de valor, apostarle al nearshoring, incrementar la diplomacia comercial, la cooperación, fortalecer el gana-gana y ser más estratégicos con las oportunidades.

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