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Analistas 27/11/2023

El arte de la moderación

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

En un histórico discurso a la nación para anunciar su retiro de la presidencia estadounidense, en 1976, George Washington hizo una profunda reflexión sobre la unidad del Estado, la convivencia política, el espíritu patriótico, la defensa de las libertades y los valores, la tolerancia y el bienestar general, lo cual, en su conjunto, era un llamado a la moderación como el vehículo para alcanzar grandes objetivos.

Mientras cada parte de nuestro territorio vea su interés inmediato y particular en la unión, todas ellas, combinadas entre sí, encontraran en la masa reunida de sus medios y esfuerzos mayor volumen de recursos y mayor seguridad contra los peligros exteriores, expresó el líder clave en la guerra por la independencia de las colonias al subrayar que en la moderación subyace la posibilidad de integrarse y evitar los conflictos y las confrontaciones.

Traigo esta referencia a colación a propósito de la actual coyuntura política y económica de Colombia y porque es imperativo anteponer la moderación a los sobresaltos y evitar que el país se extravíe en la incertidumbre por los efectos de las coyunturas internacionales y nacionales que presionan la desaceleración y elevan los pronósticos de una contracción mayor para los próximos meses.

La confianza empresarial sufre muchos altibajos por cuenta de esa incertidumbre. Según Fedesarrollo, hoy las condiciones sociopolíticas pesan hasta 48% en la toma de decisiones, mientras que las económicas inciden 24%.

Si queremos que Colombia navegue con seguridad por las aguas peligrosas de la desaceleración internacional y transite sin mayores contratiempos por la vida nacional es indispensable que exista moderación, propiciando un rumbo coordinado entre los diferentes estamentos de la democracia, con acciones que contribuyan al desarrollo sostenido y sostenible que necesita la nación.

La moderación ha sido un valor fundamental en la estabilidad macroeconómica de Colombia, en su resiliencia y en la fortaleza de la red empresarial, y al mismo tiempo la desmesura nos ha dejado guerras, pobreza, desestabilización y enemistades.

En la moderación hay que incluir el ámbito económico y el político e incluso asuntos tan cotidianos como los trinos y las críticas. En su lugar requerimos acciones y propuestas para reactivar el país, así como más coordinación y mejor ejecución de planes de trabajo público-privado, por ejemplo.

La falta de tolerancia política e ideológica tiene impactos negativos, como el hecho que no tengamos relaciones continuas y constructivas tanto a nivel nacional como en el exterior. No pueden resolverse los problemas buscando culpables o responsables en otros países o en fenómenos naturales o en el sector privado. Es importante asumir que cada cosa es parte del problema y lo que procede es buscar soluciones.

Con un buen cálculo político y moderación podemos hacer de las dificultades oportunidades, no hay razón alguna que justifique que las naciones se distancien por los caprichos de sus gobernantes y menos que dentro de sus territorios persistan el odio, la desconfianza, la intolerancia y la incertidumbre.

La moderación debe ser de todos, todos tenemos que aportar en nuestro entorno con acciones que promuevan el trabajo conjunto, con fundamentados ideales y el convencimiento de que el propósito que nos une es Colombia.

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