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Como mujeres, a diario nos levantamos con el firme propósito de ser cada vez más equitativas, empoderadas, incluyentes y libres. Con esta mentalidad, hemos ganado participación e inclusión en espacios de gran relevancia donde ya se escuchan más voces femeninas y donde destacamos por nuestra entrega.
Sin embargo, el camino por recorrer aún requiere de mayor voluntad en el país. En 2020, el Ministerio de Educación Nacional señaló que alrededor de 54% de estudiantes de medicina eran mujeres. Por su parte, el reporte Women In Science de la Unesco señaló que en Colombia la participación de mujeres en cargos de investigación es solo de 37%. Estas son cifras que, si bien representan un avance, debemos seguir promoviendo. Así las cosas, la pregunta sería ¿cómo lo logramos?
El acceso a la educación superior de calidad en áreas de la salud es la respuesta al ser un factor crítico no solo para los 2 millones de jóvenes entre los 17 y 21 años que están por fuera de la cobertura de estos programas, también para aquellas mujeres víctimas de la brecha de género y de la desigualdad social.
El impacto de la mujer en el sector salud es incalculable. En Colombia, por ejemplo, más de 75,8% de profesionales de la salud en Operación Sonrisa son mujeres, representando una parte activa de ese camino recorrido por millones de voluntarias en el mundo con la misión de transformar los sistemas de salud local.
Hoy en día somos más de 220 voluntarias y prestadoras de servicios en iniciativas como Conexión Guajira, donde generamos acciones concretas orientadas en nutrición, enfermería, fonoaudiología, psicología, entre otras, para brindar un acceso adecuado a la salud en el país. Las mujeres en la salud siguen siendo también líderes de sus hogares y una vez terminan sus jornadas de trabajo, continúan con el cuidado de su familia y con sus labores domésticas no remuneradas.
Los actores sociales, las empresas privadas y el nuevo gobierno están llamados a ser parte de la solución que busca garantizar el acceso de la mujer a la educación, sobre todo en especialidades médicas avanzadas para que puedan crecer y convertirse en líderes de la medicina mundial, además de ampliar las oportunidades laborales para comunidades apartadas y fortalecer una atención sanitaria oportuna.
Nosotras y la sociedad tenemos la misión de construir los escenarios propicios para seguir avanzando y movernos motivadas por seguir transformando la vida de millones de niños y niñas en más de 60 países, con el apoyo de más de 6 mil voluntarios en el mundo. El compromiso con Colombia es enorme, dadas las limitantes que tiene el acceso a la salud que impiden llegar a todos los rincones del país.
Construir un país con mejores condiciones de vida, desarrollo, nutrición y educación es un trabajo de todos los días en el que las niñas, jóvenes, madres, tías y abuelas desempeñan un rol fundamental. La mujer en la medicina es sinónimo de liderazgo y desarrollo para el sector, por eso no solo estamos llamados a construir equidad y a empoderar a más heroínas, también a continuar generando oportunidades en beneficio de quienes más lo necesitan.