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Analistas 11/06/2019

Principios o realidades

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR

Hoy los grandes ideales en Colombia son los mismos que han causado grandes desastres

El ser humano, como especie, se hizo predominante en la tierra gracias a que, a pesar de ser menos fuerte que leones, dinosaurios y simios, trabajó siempre en equipo. Un león era capaz de vencer en combate a un humano, pero no a 20. Los hombres se agruparon inicialmente en torno a objetivos tangibles como la autopreservación y la alimentación. Sin embargo, a medida que las tareas emprendidas se fueron complejizando, tuvo que inventar ideales más complejos para alinear a grupos humanos más grandes que estuvieran a la altura de la tarea.

Bajo ideales como la patria, Dios, la raza, el dinero y más recientemente la paz, la democracia y la inversión extranjera se crearon grandes imperios y enormes injusticias. Los grandes pensadores fueron construyéndolos de manera que no permitieran contestación alguna, bajo el riesgo de blasfemar en contra de lo aceptado por las grandes mayorías y sufrir, por lo tanto, las consecuencias.

A nombre de estos ideales que permitieron la hegemonía de nuestra especie en el planeta se han cometido los crímenes más grandes de la humanidad. Entre las cruzadas está la albigense, que redujo por la fuerza al catarismo, un movimiento religioso calificado como herejía, y la inquisición que le siguió en nombre de Dios. Caso parecido fue el de la colonización de América y esclavización de grandes poblaciones con el mismo pretexto. El ideal de la patria fue la bandera que utilizó Napoleón para crear caos y destrucción en media Europa y, el de la patria y la raza, el de Hitler para matar a millones de judíos y desencadenar la segunda guerra mundial. Recordemos que el lema de la dictadura de los Castro, patria o muerte, ha permitido enormes atropellos en contra el pueblo cubano. Recientemente, el ideal de la igualdad entre los ciudadanos creo esperpentos como el de la Unión Soviética. El Tío Sam sigue interviniendo a nombre de la democracia por medio de la fuerza sin que nadie pueda poner en tela de juicio su justificación.

El problema grande que se genera detrás de estos grandes ideales es que, a pesar de ser manifestaciones de alto nivel que se soportan en objetivos de la sociedad, muchas veces sus realidades terminan siendo radicalmente diferentes a las ideas que los engendraron. Las cruzadas, el poder de la inquisición y la esclavitud poco tienen que ver con los ideales de cristianismo, la segunda guerra mundial poco generó bienestar a la patria alemana y la intervención de las superpotencias rara vez genera democracia.

Hoy, en Colombia, hay dos grandes palabras que rara vez se materializan en realidades coherentes con los principios que las respaldan. La primera es la paz, bajo cuyo nombre no se permiten abordar realidades como los grupos criminales, la equidad de la justicia, el narcotráfico y la degradación de los valores sociales. El segundo es la aceptación de los fallos judiciales, que conlleva a que sentencias, como la reciente de la Corte Constitucional, sobre el libre consumo de drogas en aras del desarrollo de la personalidad, deba ser aceptada.

Por mi lado hace rato dejé de creer ciegamente en los grandes ideales y me niego a seguirlos sin el debido análisis de las realidades que les preceden. Este último, es el que apoyo o critico y si me argumentan con grandes principios por lo general me opongo. Son los mismos que han causado los grandes desastres de la humanidad.

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