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Analistas 18/03/2017

Un renglón entretenido

Luz Angela Castro
Gerente Ocesa Colombia
Analista LR
La República Más
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Proyectar a Colombia en el contexto de la industria internacional del entretenimiento en vivo, durante las próximos décadas, implica analizar el real compromiso público-privado  y la visión con estrategias concretas que potencialicen las virtudes que representa la tan mencionada economía naranja en un país. Si bien el sector empresarial constituye el motor de desarrollo de la industria y el emprendimiento de tener una cartelera nutrida de artistas, la decisión política y reglamentaria es fundamental para lograr el impulso necesario para hacer un efecto “boom” de desarrollo de la industria y lograr el posicionamiento de este sector, que por ser cool no es potencialmente menos importante, en el aporte de PIB y riqueza.

Lejos de proyectar que el futuro de Colombia en este campo sea copiar lo que otros han hecho, es aprender las buenas prácticas, aplicar a la realidad colombiana con una visión de mundo, conociendo las fortalezas del mercado en términos de potencialidad, respuesta del público y oportunidades que representa la privilegiada ubicación geográfica en las giras internacionales de artistas.

Colombia debe prepararse para aprovechar todo el potencial de ser hoy un nuevo mercado en esta industria, con todas las ventajas competitivas que posee, para ofrecer productos de entretenimiento diversos, de calidad, con comodidad por contar con la mejor infraestructura de tal forma que sea atractivo para los turistas y una realidad de nivel mundial para los colombianos. 

La industria del entretenimiento es un motor para el desarrollo económico y cultural del país si se cuenta con un trabajo sostenido y serio. Hay varios ejemplos que así lo demuestran, como el concierto de Madonna en 2012 en Medellín, y la derrama económica e impacto cultural. En el turismo, por la ocupación hotelera, el consumo local, las frecuencias aéreas adicionales, impuestos directos para el mejoramiento de la cultura de la ciudad.  Y qué decir del Cirque du Soleil y de exitosos conciertos como Rolling Stones o Coldplay. 

¿Y dónde estamos? ¿Qué nos falta? El primer paso es creer que es posible, no perder el foco hacia ese futuro y hacer que las cosas pasen.

Existen retos y muchos, para empezar el desarrollo de infraestructura que le de dignidad a los artistas y a los asistentes, que ofrezca servicios óptimos y la posibilidad de crear experiencias inolvidables. En esta línea de ideas, ya no cabe en el debate hablar solamente de uno o dos inmuebles, porque la industria será directamente proporcional a teatros o venues que se deban programar. Es necesario salir de la caja, pensar en grande y proyectar soñando, no temiendo.  

Vale la pena analizar las políticas que se deben crear desde ahora para que la cadena de la industria del espectáculo se potencialice. La Ley de Espectáculos (Ley 1493 de 2011) representó para Colombia mayor competitividad en la región, la posibilidad real en términos financieros de contratar talento internacional de primer nivel, por las mejores tasas impositivas, y la canalización de recursos para la reinversión en la misma industria.  Fue un paso muy importante, pero falta una ejecución real y concreta de estos recursos en el desarrollo de infraestructura.  

Hoy, nuestro reto es lograr que los artistas entre las múltiples ofertas que reciben de los países de la región, decidan venir a Colombia por las condiciones, el público, la infraestructura y las políticas que potencialicen el ejercicio financiero que es la base en muchos casos de su decisión.

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