MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Agregue a sus temas de interés
Luego de unos tensos días, en los que se pensó que el mandatario estadounidense impondría de manera unilateral nuevas presiones arancelarias, esta vez sobre México, todo terminó bien para los exportadores del país latinoamericano. Tras una intensa jornada de negociación, López Obrador (Amlo) y su equipo de trabajo, lograron un acuerdo con el gobierno de Trump, para que no hubiese imposiciones arancelarias a la producción mexicana que cruza la frontera hacia ese país. Realmente es un alivio para México, dado que, de haberse aplicado lo sugerido por Washington, el impacto hubiese sido devastador.
Las relaciones entre los dos Estados en cuestión estuvieron en un punto delicado, cuando el Presidente Trump se expresó deseoso de asignar imposiciones arancelarias a toda la producción mexicana que arribara a territorio estadounidense, a partir de esta semana; comenzando con una aplicación de 5%, que gradualmente se iría a convertir en un incremento total del 25% al cerrar este año. De acuerdo con informaciones y estadísticas procesadas por la BBC, la frontera es cruzada a diario por unos 70.000 camiones que transportan producción y manufactura en ambos sentidos; mientras el 20% del total de las exportaciones del país latinoamericano a ese mercado son autos o componentes de los mismos.
Una vez Trump escribió en su cuenta de Twitter (en inglés) que “los aranceles programados para entrar en vigor el lunes contra México quedan suspendidos de manera indefinida. A cambio de ello, México ha aceptado tomar medidas contundentes para detener la marea migratoria a través de México hacia nuestra frontera sur”; empezó en ese país una festividad con carácter nacional. Fue una celebración de fin de semana en toda la nación, ante un logro que puede catalogarse de relevante. Sin embargo, lo que realmente pasó fue que, otra vez, se impuso la política del presidente Trump sobre los deseos del gobierno mexicano.
Para precisar la victoria estadounidense sobre México, basta con recordar lo que ya se ha socializado sobre las demandas del presidente Trump ante Amlo. Lo que Trump ha querido forzar es que la posición del gobierno mexicano sobre el tema migratorio sea radical, y para ello hace uso de cualquier estrategia posible. Recientemente se ha dedicado a combinar migración y comercio.
Es sabido que Trump insiste en apuntarle a tres aspectos que ha considerado centrales en su relacionamiento con México. En primer lugar, lo relativo al acuerdo impulsado por el mismo mandatario para lograr que México acepte convertirse en un “tercer país seguro” para los centroamericanos, lo que a la larga haría que estos migrantes (no mexicanos) perdieran el derecho a solicitar asilo en los Estados Unidos en la zona de frontera con ese país. Con lo pactado dio un paso gigante en esa dirección.
Lo segundo es lo relacionado con el drama que padecen las víctimas de los denominados “coyotes”, o “mercaderes de la muerte”, encargados de “traficar” con personas a lo largo y ancho de la frontera entre los dos países. Trump ha insistido que es un problema que tiene que atacar de raíz la administración de Amlo. Sin embargo, esa novela está lejos de acabar.
Finalmente, un tercer deseo (mandato) del presidente estadounidense en su relación directa con el gobierno mexicano, es que se ponga un sello definitivo o cerramiento a la frontera entre México y Guatemala, muy a la manera de establecer muros o barreras físicas como él prefiere hacerlo. En ese aparte también tuvo un gran logro, puesto que llevó al gobierno mexicano a movilizar un importante número de efectivos a esa región fronteriza.
Con el acuerdo logrado, estos tres aspectos (y otros) se satisfacen. Por tanto, el Presidente estadounidense relaja la tensión y precisa que es mejor suspender indefinidamente la imposición arancelaria sugerida. Es decir, nuevamente, ganó Trump y perdió Amlo. Por ahora, los exportadores mexicanos regresan a la calma.
