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Analistas 13/07/2023

¿El ser entre las sombras?

Lewis Acuña
Periodista

¿Podemos considerar la primera mitad de la vida de Milan Kundera sin la segunda?, se preguntó el autor checo Jan Novák, tras presentar el primer libro sobre la vida del famoso autor que para entonces cumplía 91 años y más de 30, sin conceder una entrevista. Usualmente citaba al también escritor Gustave Flaubert para excusarse: “El novelista es aquel que aspira a desaparecer detrás de su obra”.

La de él, una obra sarcástica sobre la condición humana. Oscura, provocadora y sin respuestas fáciles.

Prueba de ello, y abrebocas de lo que sería su estilo, su primera novela publicada ‘La broma’ (1967) que pese a tener cuatro protagonistas, el principal lleno de deseos de revancha, provoca un intento de suicidio en el que por error toman laxantes en lugar de barbitúricos. Ambientada en la dictadura comunista de Checoslovaquia de los años 50, en esa obra retrató gran parte de su juventud como militante de ese sistema.

En julio de 1975, Kundera se exilia definitivamente y parte hacia Francia con su esposa Vera en un pequeño carro cargado de libros, dejando atrás no solo su patria sino un pasado sobre el que aún -y quizá ya por siempre- existen más sombras que luces.

Para ese entonces llegaba a los 47 años, justo la mitad de su vida, aquella que dejaba atrás y que Novák preguntó si podría ser considerada sin la segunda.

Una segunda en la que se consagró mundialmente y su nombre comenzaba a resonar en los corrillos anuales sobre el merecimiento de un Nobel, que nunca llegó.

Esa otra mitad que cubría bajo las luminarias actos de los que era señalado. Como aquel publicado por la revista checa 'Respekt' en 2008, cuando ya Kundera no era el joven comunista, sino el viejo que lo combatía. La publicación, citando fuentes y documentos suficientes para tener la suficiente credibilidad, aseguró que en esa juventud de la hoz y el martillo, delató por espionaje a un compañero de la residencia universitaria Kolonka de Praga, quien estuvo a punto de ser ejecutado por ello y cumplió 20 años de prisión. Algo que el escritor negó, acusando a los acusadores de “intento de asesinato de un autor”.

Todos hemos cometido errores y hemos llevado a cabo acciones de las que nos arrepentimos. Actos que pudieron ser impulsivos, negligentes o incluso maliciosos. En el momento, pueden parecer insignificantes o con un efecto efímero, pero con el tiempo, pueden acumularse y pesar sobre la conciencia. La levedad del ser también puede referirse a la ligereza y fragilidad de nuestras acciones, como si flotaran en el aire sin dejar rastro.

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