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Analistas 04/11/2022

Reto Colombia

La República Más

Sin duda alguna el momento económico es más que retador; se busca mejorar el nivel de recaudo de impuestos, aumentar el empleo, una tasa de cambio competitiva, recuperar la confianza inversionista, mantener la dinámica general del nivel de actividad económica y generar bienestar a los colombianos. Aún cuando todas estas situaciones son deseadas, la coyuntura económica refleja una percepción colectiva, que “se juntó todo”.

Esto, por supuesto, hace referencia al incremento generalizado en el nivel de los precios (inflación), un dólar cercano a los $5.000, las tasas de interés más altas de la historia reciente, la desaceleración de las principales economías del mundo, el conflicto Rusia – Ucrania y un nuevo gobierno cargado de promesas. Esta realidad afecta la toma de decisiones de inversión, desacelera el crecimiento económico y lesiona el bienestar social.

Solo basta con plantear algunos casos hipotéticos para dimensionar la situación por la que atraviesa la economía global y en particular la colombiana. Estudios de la firma Raddar afirman que cerca del 15% de la canasta familiar es importada, por tanto, el incremento del dólar implicará que los hogares pierdan capacidad para adquirir bienes básicos. Esto en otras palabras significa que estamos importando inflación.

Un ejemplo claro del momento económico es el crecimiento que vienen teniendo las tasas a las que las entidades financieras están captando los recursos a los ahorradores que constituyen certificados de depósito a término (CDT), mientras que por 100 millones de pesos en enero de 2021 al cabo de 360 días le devolvían al ahorrador 103 millones de pesos, si lo constituyera hoy le devolverían dentro de un año cerca de $113 millones de pesos y todo indica en el corto plazo puede aumentar a $116. Vale la pena preguntarse ¿si las entidades financieras están reconociendo a sus ahorradores tasas iguales o superiores al 13% año, a qué tasa tienen que otorgar créditos para poder responderles a los ahorradores? Pero además ¿cuántos negocios lograrán ser más rentables que el costo del crédito?

Otro caso puntual para ilustrar la situación que enfrenta la economía, se ubica en torno a la familia que aspiraba acceder a un crédito para materializar su sueño de comprar vivienda con tasas de interés bajas como las del año 2020 y 2021, a la cual es posible que la respuesta que le otorgue la entidad financiera es que hoy le prestaría menos recursos que en el pasado. Volviendo al ejemplo de los $100 millones de pesos y suponiendo que ese fuera el monto aprobado de un año atrás para crédito de vivienda, es altamente probable que, si hoy dicha familia fuera a hacer uso de ese crédito, el banco le respondería que el monto aprobado ya no es $100, sino de $70 millones. ¿Qué se hicieron los $30 millones restantes? La respuesta es que esa diferencia obedece a que ahora la familia tendrá que pagar una tasa de interés superior por el crédito y dado su nivel de ingresos, ahora su capacidad de endeudamiento es inferior.

La consecuencia natural de las situaciones anteriormente planteadas para la economía colombiana será que se afectarán sectores jalonadores de la economía como la vivienda y la construcción. La coyuntura exige prudencia a la hora de tomar decisiones de endeudamiento, inversión, consumo y de adquirir bienes como vehículo o vivienda.

Es crucial que el gobierno nacional dimensione el reto que tiene; es claro que sin recursos no hay como ejecutar política social, por lo tanto, hay que aprovechar los cerca de 30 billones de pesos que están de presupuesto 2023-2024 de regalías que generaron la minería y el petróleo, además mantener los contratos de exploración y explotación de hidrocarburos aun cuando estamos como humanidad de acuerdo con la TRANSICIÓN ENEGÉTICA RESPONSABLE y es obligación como país seguir avanzando en este sentido como ya lo venían haciendo otros gobiernos. Adicionalmente, el Ministerio de Vivienda y de Comercio deben formular políticas contracíclicas para evitar al máximo la afectación generalizada de los sectores de la construcción y el comercio intensivos en generación de empleo y dinamizadores de otros sectores; que con carácter de urgencia el Ministerio de Hacienda permita el reperfilamiento de la deuda de gobernaciones y municipios, ampliando plazos, aunque ello implique aumentar las tasas. Este prometió ser un gobierno de las regiones y hoy éstas han visto reducido su margen de actuación por el aumento del servicio de la deuda y la ausencia de nuevas fuentes de ingreso. Finalmente, que entendamos que sin economía no hay país, sin empresas no hay generación de empleo ni ingresos y mucho menos política social.

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