Gran crecimiento, momento de reflexión

El dato de crecimiento económico presentado por el Dane, en el que se muestra que nuestro PIB se incrementó en 10,6% con respecto a 2020, se constituye en una excelente noticia, pues muestra que como sociedad hemos trabajado con todas las fuerzas en superar los estragos de esta pandemia. Es el resultado de un inmenso esfuerzo realizado por el Gobierno Nacional, el sector empresarial y todos los ciudadanos. El esfuerzo del Gobierno se evidencia en un gran esfuerzo de gasto público dirigido a proteger a los más vulnerables a través del ingreso solidario que benefició a más de 4 millones de hogares, en la protección del empleo con el Paef o subsidio a la nómina que ha protegido más de 4 millones de empleos en más de 140.000 empresas, así como, por la destinación de grandes recursos para la inversión en infraestructura.

La gran contribución de los ciudadanos consistió en volver a comprar, viajar y retomar su vida social permitiendo que el consumo interno tuviera un rebote y que los productores obtuvieran mayores ingresos. Por su parte el sector privado se esforzó por reactivar sus actividades, utilizar su capacidad instalada, retomar sus inversiones y, en especial, por su mensaje y disposición de absorber en gran medida el costo de la reforma tributaria aprobada el año anterior. Todo lo anterior es digno de aplaudir. Sin embargo, al observar el documento de panorama económico de Colombia elaborado por la Ocde y al analizar el panorama a largo plazo, no se puede ocultar la angustia frente a los resultados y recomendaciones consignados, los cuales indican que los elevados impuestos a las sociedades atentan directamente contra las perspectivas de inversión.

Resalta el documento que la renta personal en Colombia es absolutamente precaria e inequitativa ya que solo el 5 % de los colombianos paga el impuesto mencionado y concluye diciendo que “los ingresos fiscales, que se sitúan tan solo en el 20 % del PIB, no son suficientes para satisfacer las crecientes demandas sociales y preservar la necesaria inversión pública en infraestructuras, educación y salud”.

Lo anterior debe llevar al país a realizar una reflexión profunda acerca del potencial de crecimiento de la economía, siendo obligatorio analizar aspectos como el de la lenta recuperación del mercado laboral, pues debe recordarse que la tasa de desempleo se encuentra en 13,7% siendo una de las mas altas de América Latina y que la informalidad ronda cerca de 60%.

De otra parte, se debe tener en cuenta que la inflación tanto en el mundo como en Colombia dejó de ser un riesgo temporal para convertirse en una realidad que amenaza con quedarse por mucho más tiempo. Cantinflesco resulta ver al comité del paro anunciando nuevos paros para protestar por la inflación siendo uno de los responsables directos del fenómeno inflacionario en el país. Marchan contra si mismos. Son ellos los únicos que no quieren contribuir a mejorar las condiciones de vida de los colombianos. Es momento de revisar la postura que han venido presentando la Andi y algunos empresarios que, en principio, está resultando de muy corto plazo y no está analizando los efectos que a mediano y largo plazo pueden estar significando sus decisiones. Que hayan sido ellos quienes propusieron el aumento en la tarifa corporativa, que se la hayan jugado por un aumento del 10% en el salario mínimo en un momento de fuerte presión inflacionaria que, inevitablemente, implicará el aumento de las tasas de interés y restricciones en el financiamiento. Resulta contraproducente para lograr el crecimiento de la economía, para competir a nivel internacional, para atraer inversión y, aún más fuerte, para recuperar el mercado laboral. El informe de la Ocde, las cifras reveladas por el Dane en materia de empleo e inflación, así como los análisis de Fedesarrollo en cuanto a la brecha en el potencial de crecimiento de nuestra economía, nos deben llevar a la conclusión de que la solución es volver a presentar la reforma tributaria de Carrasquilla.