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Nuestra economía viene desacelerándose de una forma vertiginosa, si bien es cierto que parte de esta circunstancia era de esperarse, las cifras en algunos sectores preocupan y son producto de decisiones del gobierno nacional. Ver la caída en ventas de vivienda debe generar una gran alarma pues se debe a la no asignación de recursos para los subsidios y a las nuevas condiciones y requisitos establecidos para acceder al programa Mi casa ya.
De acuerdo con las cifras presentadas por Camacol en los primeros seis meses del año, la caída en ventas de vivienda es de cerca de 54% situación que se ha venido agudizando mes a mes, esto representa una reducción en la inversión de cerca de $14 billones, lo que equivale a un punto de PIB.
En los últimos días el exministro Ocampo manifestó que veía que en el segundo trimestre del año el PIB se estancaría y que veríamos un crecimiento de 0%. Es preocupante ver cómo el sector que más jalona el crecimiento es el de las actividades artísticas y de recreación, lo cual no es sostenible en el mediano plazo. También muestran resultados positivos las actividades financieras que pueden verse seriamente afectadas por las reformas que se discuten y la explotación de minas y canteras sector que el propio gobierno quiere marchitar.
Por el contrario, la industria manufacturera se sigue contrayendo y terminará el año en números rojos, al igual que el sector de la construcción como lo observamos en el sector vivienda con los fuertes efectos que tendrá en materia de empleo. Igualmente, no se observa la tan anunciada reforma agraria y por el contrario el sector agro se estancará.
Ante este panorama, resulta extremadamente preocupante ver la más baja ejecución presupuestal de los últimos 20 años donde según las cifras sólo alcanza a 37%. En momentos de contracción económica, el gasto público se constituye en una herramienta para mantener la dinámica de crecimiento, proteger el empleo y proveer servicios básicos.
El gobierno que anunció el mayor presupuesto y la mayor inversión, se está quedando corto y está profundizando la desaceleración económica. El hecho de prescindir de los funcionarios técnicos y haber llegado a barrer con todas las entidades para poner personas inexpertas y sin capacidad de gestión, es una de las explicaciones para el fenómeno que se observa.
Los funcionarios que conocían las dinámicas de planeación, ejecución y manejo de las finanzas públicas fueron relevados por activistas, esto resultó una zancadilla para el propio gobierno nacional. Si se enlaza el fenómeno de poco o nulo crecimiento económico, con una menor dinámica en el gasto público del gobierno nacional, y la llegada de nuevos mandatarios locales que, como se ha observado históricamente, disminuirá la dinámica de ejecución de los recursos.
Así mismo, si se le añade una gran inflación que puede terminar este año cercana a 10%, así como unos menores ingresos fiscales, nos presentará un horizonte sombrío para 2024 con la necesidad de un mayor ajuste fiscal y mayores riesgos de financiamiento.
De otra parte, el panorama para el sector privado es desalentador. Se ha visto afectado por la inflación elevada, con las consecuentes altas tasas de interés que afectan la inversión, así como por los riesgos que implica la discusión de reformas en materia laboral, de salud y pensional, que generan grandes dudas frente a la seguridad jurídica, estabilidad de inversiones y su capacidad para asumir nuevos costos, que aunado a la inestabilidad política que se observa, los tiene frenados.
Ante la debilidad del gobierno, es hora de que ciudadanos y sector privado sostengamos la sociedad, defendamos los logros obtenidos de la mano con el sector público, confiemos en las instituciones, invirtamos y mantengamos la salud de la economía. El gobierno debe buscar grandes administradores y ejecutores que garanticen eficiencia y celeridad en gasto.
La inversión social es recurrente y requiere ser programada todos los años, representa en 2025 unos $15 billones, mientras la infraestructura nueva está en función del espacio dejado por las vigencias futuras
Muchos han huido por razones económicas, otros por seguridad, y otros por amor o estudios; la migración ha sido una constante en la historia reciente, especialmente desde los 90'