Freeflow

¡Qué delicia es viajar en carro por Colombia! Es un placer que muchos compartimos y que se ha vuelto aún más agradable gracias a los avances en los proyectos de concesión que han conectado las regiones con carreteras de mejor calidad y seguridad. Sin embargo, toda esa alegría se desvanece cuando llega el fin de semana o un día festivo y nos encontramos atrapados en el peaje. ¿La solución? El freeflow.

Comencemos por la mera existencia de las casetas de peaje. Muchas de ellas están ubicadas literalmente en la “mitad de la nada” y son atendidas por hombres y mujeres que deben desplazarse hasta allí para cumplir sus turnos. Se trata de un trabajo verdaderamente estresante debido a la interacción constante con los conductores, en la que deben categorizar el tipo de vehículo, definir el valor a cobrar, recibir el dinero, dar el cambio, oprimir el botón para levantar la talanquera y repetir este ciclo cientos de veces en su turno.

El hecho de que el proceso sea manual, a pesar de tener mecanismos de verificación, conlleva errores, a veces incluso intencionales, que pueden dar lugar a una gestión de cobro imperfecta. Además, la ubicación de los peajes los deja a merced de los ladrones y, con mayor frecuencia, de los criminales que los destrozan, lo que perjudica tanto a los viajeros como a los concesionarios.

Incluso en días de bajo tráfico, el hecho de detenerse para pagar en un peaje físico y luego arrancar nuevamente, genera un mayor consumo de combustible y la emisión de material particulado, lo que impacta negativamente el medio ambiente.

En contraste, el freeflow aumenta significativamente la eficiencia del sistema de peajes, ya que permite que los vehículos pasen sin detenerse ni bajar la velocidad, lo que reduce el tiempo de viaje y mejora la comodidad para el conductor, lo que contribuye a evitar congestiones. Además, este sistema tiene otras consecuencias positivas, como la mejora en la seguridad vial y una menor huella ambiental.

Tiene también la ventaja de requerir menores costos de construcción y mantenimiento, ya que típicamente se reemplaza toda una plaza de peajes por un pórtico con sistemas de detección. Esto también se traduce en menores costos de personal necesario para la operación. Así, el sistema beneficia tanto a los conductores como al gobierno, lo que lo hace una opción aún más atractiva.

Aunque la eliminación de los puestos de trabajo de las estaciones de peaje puede tener un impacto social negativo, este se ve compensado por el reentrenamiento de estas personas para otras actividades que generen ingresos. De hecho, algunas pueden ser reubicadas en trabajos relacionados con la verificación del sistema freeflow, lo cual puede realizarse desde la comodidad de sus hogares utilizando la tecnología.

Una ventaja significativa es la posibilidad de generar cobros diferenciales por tipo de vehículo, hora del día en que se usa la vía y distancia recorrida. Esto no solo ofrece una mejor percepción de que el valor del peaje es justo, sino que también incentiva el uso de ciertas rutas en momentos de menor congestión, lo que contribuye a una mayor eficiencia del sistema de transporte.

Para implementar freeflow en las carreteras con peajes, se debe hacer una revisión normativa para ajustar las regulaciones existentes y establecer normas claras sobre la protección de datos personales, evitar fraudes y ciberataques, y listar las especificaciones técnicas que deben cumplir. Además, se deben definir las sanciones por infracciones, las medidas de apelación y los procedimientos de pago de multas en las regulaciones de fiscalización correspondientes.

Esta tecnología puede aportar grandes beneficios en términos de eficiencia, seguridad vial y reducción de costos. Colombia ya ha dado los primeros pasos en esta dirección con la instalación de carriles de pago electrónico. Lo que sigue es la implementación de un proyecto piloto para evaluar los ajustes necesarios antes de consolidarse a nivel nacional. La adopción del sistema freeflow en el país desencadenará una auténtica transformación en la movilidad de todos los ciudadanos, con resultados notables y tangibles.