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El gobierno de los Estados Unidos no solo ha atacado financiera y moralmente a la Universidad de Harvard. Más de 100 universidades de ese país firmaron un documento donde protestan por la extralimitación gubernamental y la interferencia política sin precedentes en la historia de la educación superior estadounidense. En esa lista están todas las mejores universidades norteamericanas incluyendo a MIT, Harvard, Stanford, Caltech, Pennsylvania, UC Berkeley, Cornell, Chicago, Princeton y Yale, escritas en el orden en el que aparecen en el ranking QS. Sesenta de ellas están siendo investigadas por el Departamento de Educación, que sería el equivalente del Ministerio de Educación Nacional en Colombia. Las acusaciones no son homogéneas. MIT es investigada por el contenido en algunos cursos, por los gastos en la investigación en materiales peligrosos y la seguridad radioactiva. Harvard por antisemitismo y la supuesta influencia del Partido Comunista Chino en los estudiantes, y sus políticas de equidad e inclusión. Stanford, Caltech, Berkeley son investigadas por no haber reportado ingresos del extranjero, o no cumplir con el fallo de la Corte Suprema de 2023 que eliminó la admisión por acción afirmativa a minorías raciales que había aprobado la administración Biden. Los motivos son varios y lo que la administración pretende es una intervención para atacar la libertad académica y la autonomía universitaria.
La historia de los ataques a la autonomía universitaria en Occidente se remonta al mismo origen de las universidades en la Edad Media. En 1229 y durante dos años se suspendieron las clases en la Universidad de París provocada por una huelga donde estudiantes protestaban por la muerte de varios de ellos a manos de la Guardia Real bajo las órdenes de la regente Blanca de Castilla, ante disturbios producidos por algunos estudiantes bajo el efecto de alcohol y estupefacientes en una taberna durante las celebraciones del carnaval. La huelga es levantada gracias la intervención del Papa Gregorio IX, quien promulgó la bula Parens scientiarum. Esta bula papal se considera no solo la carta magna de la Universidad de París, sino el origen histórico de la autonomía universitaria.
Durante el siglo XX se dieron las mayores violaciones a la autonomía universitaria. El régimen nazi purgó a miles de académicos judíos y disidentes e impuso una ideología racial en la enseñanza. El régimen estalinista sometió a un estricto control ideológico por parte del Partido Comunista a lo que se investigaba y enseñaba en las universidades. En una época donde el positivismo era el paradigma imperante, las ciencias humanas y sociales fueron las que más sufrieron, pues debían incluir obligatoriamente el marxismo-leninismo en sus investigaciones y disertaciones. Las universidades fueron depuradas e instrumentalizadas para que apoyaran la ideología del régimen en la Italia de Mussolini y en la España de Franco. También en América Latina, durante las dictaduras militares en Argentina, Chile, Brasil, Uruguay y México se reprimieron a las comunidades universitarias.
En Colombia, la primera agresión a una universidad se da en 1767 cuando Carlos III de España decreta la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de España y Filipinas. Así como José Hilario López en 1850 y Tomás Cipriano de Mosquera también los expulsaron en un contexto de secularización y de reformas liberales. Durante el mandato de Gustavo Rojas Pinilla, las universidades fueron objeto de persecución. El 8 y 9 de junio se conmemora la masacre contra varios estudiantes de la Universidad Nacional, entre ellos Uriel Gutiérrez Restrepo. Rojas Pinilla ordenó medidas de censura académica y de represión.
Comparar a las dos mejores universidades del país, la Universidad de los Andes y la Universidad Nacional de Colombia con un “pero tiene un ideario similar a” es un racionamiento que se conoce como la falacia de la falsa dicotomía. Se comparan como positivas, pero se busca manipular la percepción para que una de ellas, o ambas, se perciban como negativas por el contraste con el que se presentan. Afirmar que la Universidad Nacional “se volvió demasiado élite” es incluir la palabra “élite” con un tono negativo, sin referirse a que esa élite está compuesta por 2.200 de los mejores bachilleres de las veredas del Pacífico que se han admitido a la Sede Tumaco de los cuales se han graduado 120 profesionales, o los 130 profesionales raizales y sanandresanos graduados, o los 200 miembros de comunidades campesinas o indígenas de la región amazónica o la Orinoquia que se gradúan cada año en las sedes de Amazonia y Orinoquia, grandes profesionales que trabajan duro por el desarrollo de sus regiones. Frente al cuerpo docente, se quiere mostrar como negativo el esfuerzo de los miles de profesores, muchos de ellos proviniendo de familias de escasos recursos, con bastante empeño, han logrado su doctorado en las mejores universidades del mundo y con un compromiso de muchos años en investigación y docencia, tienen posicionada a la Universidad Nacional de Colombia como la mejor del país.
En el segundo semestre de 2012, 2.640 estudiantes de la Universidad Nacional, que correspondían a 5,4% del total de estudiantes, pertenecían al estrato uno. En 2024-2 son 10.635, que corresponden a 19%. En ese semestre de 2012 estudiaban 11.727 estudiantes pertenecientes al estrato 2, 24% del total. En 2024-2 eran 20.399 que corresponden a 36,5% del total de los estudiantes. En este caso, podríamos decir que la afirmación “se volvió demasiado élite” se puede clasificar como una evidente falacia de afirmación sin evidencia.
El uso de la falacia de falsa dicotomía, buscando romper el sistema de educación mixto que tiene Colombia, o de la falacia de afirmación sin evidencia, se constituye en una clara violación a la autonomía universitaria, porque busca poner a las comunidades académicas en contra, romper las alianzas de grupos de investigación inter institucionales entre universidades públicas y privadas de todo el país, incluso con universidades internacionales de todo el mundo, así como interferir en la gestión interna de la autonomía de los cuerpos colegiados, que deben dirimir sus diferencias o disensos en el campus, en ningún caso, bajo intervención del Estado.
Solo si no permitimos que nos rompan, construiremos juntos un verdadero sistema de educación superior, justo, pertinente, que aporte al desarrollo de las regiones y por eso autónomo académicamente.
Muchos han huido por razones económicas, otros por seguridad, y otros por amor o estudios; la migración ha sido una constante en la historia reciente, especialmente desde los 90'
El Congreso y el Gobierno tienen ahora la oportunidad y la obligación de hacer bien su tarea y consolidar un cambio estructural que sea legítimo, justo y sostenible
No es asunto de endurecer más las penas, es hacerlas cumplir. El Código Penal Colombiano ya la establece taxativamente en su artículo 188 D la pena