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Analistas 24/10/2019

Modelo chileno

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

Lo que en cualquier otro momento hubiera sido un aumento de trámite de tarifas del metro, esta vez fue el detonante - el pretexto- para movilizaciones masivas en Chile. Las protestas, en su mayoría pacíficas, también han mutado en irracionales ataques a las estaciones de metro, saqueos a supermercados e incendios en oficinas y edificios públicos. Un caos generalizado que contrasta con el orden chileno.

Para nuestro país resulta de gran importancia tratar de entender el origen del descontento. En últimas, Chile es el único país de la región que durante las últimas décadas ha logrado aumentar de forma significativa el ingreso promedio de sus ciudadanos, reducir la pobreza y la desigualdad.

Frente a las noticias, algunos analistas han reaccionado pontificando sobre los problemas del modelo económico chileno, sin aclarar que jamás habían advertido la posibilidad de un fenómeno de malestar como el observado. La explicación más común tiene que ver con la desigualdad en Chile. Es cierto que Chile tiene altos niveles de desigualdad -aunque inferiores a Colombia y Brasil-, pero también es cierto que los indicadores de desigualdad muestran una importante mejoría en décadas recientes. De acuerdo con cifras del Banco Mundial, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de ingreso, bajó en Chile a 46.6 en 2017 de 56.2 en 1987. La reducción de desigualdad se ha dado en un contexto de una significativa disminución en los indicadores de pobreza. La tasa de pobreza en Chile se redujo a 8,6% en 2017 de 36% en 2000. En la región solo Uruguay tiene una tasa de pobreza inferior. Adicionalmente, la movilidad social en Chile, medida como la relación entre los ingresos de padres e hijos, es comparable a la Francia y Alemania, aunque los chilenos perciben que es mayor, como muestra un informe de la Ocde de 2018.

Por lo tanto, no resulta obvio que pueda atribuirse el malestar social y criticar el modelo chileno con base en estas cifras. Está claro que igual Chile debe seguir procurando tener una sociedad con mayor igualdad de oportunidades, y que la percepción de una élite chilena cerrada y que discrimina, no ayuda en dicho objetivo. Adicionalmente, el mal manejo político del presidente Piñera ha colaborado a atizar el sentimiento de indignación popular, más teniendo en cuenta su doble condición de mandatario y miembro de la élite económica.

Quizás la raíz del malestar se encuentra la falta de crecimiento de la economía chilena en los años más recientes combinando con unas expectativas y demandas de la clase media. En particular, demandas de los jóvenes, que buscando un nuevo modelo económico y social, pueden estar siendo manipuladas con propósitos políticos. No puede ignorarse que el continente vive un nuevo enfrentamiento ideológico similar al de la guerra fría, pero ahora motivado por las aspiraciones de la izquierda de mantener y expandir el régimen cubano y venezolano.

Colombia debe buscar aprender de este triste episodio para, sin perder muchas de las buenas lecciones del modelo chileno, ajustar posibles fisuras. En la búsqueda de una sociedad con mayor igualdad de oportunidades, la percepción resulta tan importante como la realidad. Adicionalmente, la búsqueda de gobiernos corporativos robustos y transparencia en lo público son cruciales para que las políticas pro-mercado no se entienda como políticas en favor de intereses particulares.

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