Finlandia: dejando atrás el lápiz y el papel

Para nadie es sorpresa ver año tras año los logros alcanzados en educación de países como Finlandia y Corea del Sur, los cuales se reflejan en los resultados regionales de pruebas como la del Programa Internacional para la Evaluación de Alumnos de la Ocde (Pisa), las que se han convertido en el principal instrumento de medición para evaluar mundialmente la calidad, equidad y eficiencia de los sistemas educativos a la hora de formar a la juventud. 

Las pruebas Pisa, aclamadas por muchos y al mismo tiempo criticadas por otros, son un instrumento que permite a los gobiernos y educadores crear políticas eficaces que pueden adaptar a sus contextos locales. El caso de Finlandia es de particular importancia, porque su gobierno ha utilizado los resultados de estas pruebas para definir políticas a largo plazo con el fin de mejorar el sistema educativo a todo nivel. Es interesante notar que Finlandia no es necesariamente el  país que más invierte en educación -ni en tiempo ni en dinero-, sin embargo su plan de desarrollo ha logrado excelentes resultados educacionales. Muchos piensan que su rendimiento está asociado con su clima, ya que las bajas temperaturas en ese país llevarían a sus ciudadanos a encerrarse en sus casas y a concentrarse en actividades intelectuales como la lectura. Sin embargo, países vecinos como Suecia y Dinamarca, que tienen un clima similar y un mayor nivel económico, no superan a Finlandia en los rankings educacionales. 

Recientemente, Finlandia ha sorprendido a muchos y ha generado un agitado debate al cuestionar la enseñanza de la caligrafía y en general la escritura con papel y lápiz en una sociedad donde en la edad adulta, la mayoría de los ciudadanos escriben, básicamente, mediante teclados ya sean físicos o virtuales. Los finlandeses que están re-diseñando sus currículos educativos para la próxima década llevan varios meses preguntándose: ¿tiene sentido invertir horas y horas para que un niño dibuje letras y números de forma elegante y cuidadosa con un lápiz? 

Luego de mucho análisis, finalmente Finlandia ha decidido sustituir la enseñanza de la caligrafía por la de la mecanografía, buscando que los niños en las escuelas desarrollen su habilidad para escribir rápido y sin mirar al teclado al mismo tiempo que dedican mas tiempo a aprender ortografía, vocabulario, sintaxis y estilo, en lugar de pasar horas tratando de mejorar su escritura en papel. Otro de los argumentos para este cambio radical está sustentado en que el aprender a escribir en un teclado permitirá el acceso mas temprano al uso de los computadores particularmente en el hogar, algo que para los finlandeses es crítico en su modelo educativo, siendo el trabajo en casa una componente importante del desarrollo y siendo los padres los primeros responsables de la educación de sus hijos, antes que el colegio.

Los detractores de la estrategia finlandesa argumentan que la enseñanza de la escritura a mano, ya sea con letra cursiva o imprenta, mejora la lateralidad, ayuda a fijar conocimientos, a estructurar el espacio y también el pensamiento. Otros creemos que lo importante es que se lea y se escriba, no tanto el cómo. Los opositores a la medida, ven la caligrafía como una forma de arte que estimula la creatividad, incluso citando a Steve Jobs, quien en su famoso discurso de graduación en la Universidad Stanford en 2005 predicaba que “si no hubiera entrado en esa clase de caligrafía, los computadores personales no tendrían la maravillosa tipografía que hoy poseen...”.

Parece lógico pensar que una educación primaria donde los niños utilicen su tiempo para aprender a interactuar con herramientas de computo como tabletas y computadores personales, complementada con el desarrollo de las manualidades, el dibujo y el arte, con un menor énfasis en “escribir bonito” se perfila como una combinación ideal para mejorar el desarrollo cognitivo de los pequeños y prepararlos para los retos que afrontarán en su edad adulta.