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Analistas 17/12/2022

Frustración o vergüenza laboral

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

China normalizó la Jornada de la Bestia, 996, para incrementar la productividad y minimizar el tiempo «libre». Por cuenta de la informalidad, la virtualidad y el acoso laboral estructural, esa inhumana tendencia es global; y, mientras la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Laborales acaso atiende al conflicto detonado por el Mínimo, la OIT reporta que mueren más personas por «culpa» del trabajo que las guerras.

La mayoría debe salir de casa antes del amanecer, y regresa tras el anochecer; las fábricas y oficinas ocultan la luz solar, y la humanidad se marchita atestiguando cómo se «gana la vida», pues el costo-beneficio del esfuerzo individual está corrompido, y la responsabilidad social refleja pérdidas.

Una versión de esa distopía puede distinguirla en Bullshit Jobs (2018), donde etiquetan nuestros trabajos como: «Lacayos», porque sólo existen para que otros parezcan importantes; «Esbirros»; «Kafkianos», reducidos al absurdo; «Mitológicos», cuyas habilidades y méritos son ficticios; y «Burocráticos», que dirigen o reproducen a los antedichos.

Disfuncional, esa división del trabajo sobrevivió a la administración científica. Además, cómplices de semejante mediocridad, preferimos ser parte de la estafa para no parecer vagos y, cuanto menos, ser parte de la desvirtuada clase media.

Cualquiera con experiencia en valoración de cargos podría reconocer que las diferencias salariales y entre jornadas laborales son arbitrarias, y sustentan una falsa superioridad moral, intelectual o contributiva. Así mismo, quien entienda lo que promete la Cuarta Revolución Industrial, debería promover la Tasa Plena de Desempleo.

Si su Ego se incomoda, recomiendo que en Utopías para Realistas lea “Por qué no compensa ser banquero” (Bregman, 2014), donde exponen las vergüenzas del sector financiero, absolutamente prescindible, mientras que una huelga de recolectores de basura trastornaría todo.

Tras la aparente pulcritud del traje o uniforme, los Maquiavélicos encartan a los demás con créditos, consumos y sabotajes innecesarios. Deshumanizados, sin vocación de servicio, renuncian a la oportunidad de conocer Historias de Usuarios, cuya experiencia usualmente revela más cercanía de la que presupone tener ocupaciones diferentes, o vivir en estratos distantes.

Esas narrativas permitirían reconectarnos y desarrollar habilidades blandas, tan necesarias como despreciadas en cada época. Desarchive a sus colaboradores, y motívelos a seguir las pautas que desde el año 2000 propuso Dinamarca mediante las Bibliotecas Humanas, voluntarias y gratuitas (http://humanlibrary.org/).

Tal como sucede con las donaciones de sangre, pueden ofrecer refrigerios mientras canalizan emociones, intercambian percepciones y extraen reflexiones, para revitalizar su gestión. Esta iniciativa de diálogo, para cultivar empatía y solidaridad, también se estableció en Canadá, Islandia y Noruega, entre otros países que están mejor que Colombia en cada escalafón socioeconómico, como el World Happiness Report.

Termino recomendando, especialmente a quienes se sienten mal con su trabajo, la investigación Boring People (Personality and Social Psychology Bulletin, 2022): las personas menos interesantes y los trabajos más aburridos «pertenecen» al Gremio Financiero: analistas de datos, contables y oficinistas.

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