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Analistas 16/03/2019

Contrastes productivos en las CGV II

Germán Bolívar-Blanco
Analista y consultor

La manera correcta de diseñar e implementar cualquier política pública tiene que ver con asimilar las mejores prácticas internaciones, que no es la excepción en las relacionadas con el fomento a las CGV, junto a la IED greenfield, que aportan sustancialmente en la productividad y al diversificar y sofisticar, lo cual no ha sido considerado al insertarnos en la economía del conocimiento y crecer a tasas superiores a 4%, por solo pensar en resolver las demandas de los grupos de interés y presión con capacidad de captura de las rentas públicas, lo que aunado al desconocimiento de las lógicas que gobiernan las dinámicas y desempeño del comercio global, tiende a aumentar las brechas y dependencias en la balanza productiva y comercial.

Al respecto sorprende ver por ejemplo al gobierno vietnamita y los 53 sectores focalizados en la manufactura de la cuarta revolución industrial que promueve y fomenta para su gestación, desarrollo y fortalecimiento, enfocados en las CGV, que contrastan con los ocho de servicios previstos por la economía naranja, el tratamiento dado a la transformación digital y el estar supeditados desde el Mcit al potencial agropecuario, lo cual le corresponde a otro ministerio. De la misma manera resalto del caso malayo la cantidad de proyectos relacionados con IED greenfield, 171 en 2015, 211 en 2016 y 157 en 2017, que contrastan con los seis propuestos en el P.L del Plan Nacional de Desarrollo; de la misma manera resulta ejemplarizante como Malasia a firmado 71 tratados de inversión bilateral en comparación a los 13 de Colombia, más concentrada en el aprovechamiento agropecuario de los TLCs.

Conviene además tener en cuenta los nuevos incentivos de Sudáfrica para sectores estratégicos e industrias claves, con el que esperan movilizar más de US$100.000 millones de IED, 35% en greenfield, del saber US$35.000 millones versus los US$1.800 millones previstos en el P.L del Plan de Desarrollo, que igual matizado con lo movilizado por otros países africanos resulta insuficiente, lo cual demuestra la falta de visión al respecto no solo de Colombia sino de la región, a excepción de México con el sector automotor que cuenta con zonas francas con 0% de impuesto de renta e industria y comercio. Vale mencionar que los países antes reseñados tienen similitudes con Colombia y resaltar como socialistas como México, Sudáfrica y Vietnam, son muy pragmáticos al respecto, con políticas verdaderamente de avanzada y equitativas.

De ahí resulta importante y urgente incluir en el Plan de Desarrollo un artículo que abra la posibilidad de diseñar ecosistemas altamente atractivos para este tipo de inversión (greenfield y la asociada a las CGV) que más allá de lo fiscal, provea los bienes públicos, el capital humano de clase mundial y la seguridad jurídica que permita y emule las mejores prácticas internacionales.

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