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Durante décadas, el café ha sido parte fundamental de la vida cotidiana de millones de personas alrededor del mundo. Sin embargo, el reciente reconocimiento de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, FDA, al café como una bebida saludable marca un antes y un después para toda la cadena de valor del grano.
No se trata solo de una afirmación simbólica: es un hito regulatorio de gran peso que puede transformar de manera profunda el comportamiento del consumidor, las estrategias de las marcas, las dinámicas del comercio internacional y la generación de valor desde el origen.
El respaldo de la FDA está fundamentado en una creciente base científica. Un estudio reciente liderado por investigadores de la Universidad de Harvard, con más de 30 años de seguimiento a decenas de miles de mujeres, demostró que quienes consumen entre una y tres tazas de café al día tienen una probabilidad significativamente mayor de llegar a los 70 años en condiciones saludables, es decir, sin enfermedades crónicas y con plena funcionalidad física y mental. Este hallazgo se complementa con una revisión publicada en BMJ Open, que concluye que cada taza adicional de café está asociada con una reducción del riesgo de cáncer de próstata, además de disminuir la mortalidad general y proteger contra enfermedades cardiovasculares, hepáticas, neurodegenerativas y metabólicas. Este conjunto de evidencias ha dado paso a un consenso: el café no solo es seguro… es bueno para la salud.
Este hito se da en un momento de particular complejidad para el mercado cafetero. El sector enfrenta retos derivados de la alta volatilidad en los precios, el cambio climático, los costos logísticos y las tensiones en el comercio internacional. Pero en medio de este escenario, el anuncio de la FDA abre una oportunidad estratégica para redefinir el lugar del café en la vida de los consumidores y para proyectar nuevas estrategias de crecimiento. Ya no estamos ante una simple bebida estimulante. El café entra en la categoría de alimentos funcionales, y esto va en línea con las preferencias de las nuevas generaciones que priorizan productos saludables, sostenibles y con propósito.
El impacto de este anuncio va más allá de la validación institucional. En términos económicos, permite acelerar el posicionamiento del café en nuevos momentos de consumo. No se trata solo del ritual de la mañana: hoy el café se adapta a las necesidades de concentración en el ámbito laboral, al entrenamiento deportivo, a los espacios de socialización en un gimnasio y al bienestar emocional. El auge global de las bebidas listas para tomar (Ready to Drink) es una muestra de esta evolución. Cafés fríos, funcionales, con proteínas, y con una variedad de ingredientes naturales están ganando terreno en supermercados, gimnasios, oficinas y plataformas digitales. El respaldo científico y regulatorio refuerza esa tendencia, y la convierte en una palanca de crecimiento real para quienes sepan capturarla.
Este nuevo contexto también plantea un reto y una oportunidad para los países productores. En el caso de Colombia, donde más de 540.000 familias viven del cultivo de café, se abre la posibilidad de capturar valor más allá del grano verde. Hoy podemos pensar en desarrollar líneas de producto que incorporen salud, sostenibilidad y trazabilidad, fortaleciendo las marcas con origen y diferenciación. El trabajo de investigación, la calidad genética, la innovación industrial y el conocimiento del consumidor deben articularse para responder a esta nueva demanda. Desde la Federación Nacional de Cafeteros creemos que este es el momento de conectar ciencia, regulación, emprendimiento y comercio justo en una narrativa coherente y competitiva.
Lo que ha ocurrido con el café es una señal de hacia dónde se mueve el mundo. Las decisiones de consumo ya no se basan únicamente en sabor o precio, sino en impacto. El café, hoy más que nunca, puede ser una respuesta a esa búsqueda de bienestar integral. Por eso, aunque atravesamos tiempos de incertidumbre en el mercado internacional, este reconocimiento nos da una brújula para mirar al futuro con optimismo. No solo podemos conquistar más mercado: podemos capturar más valor, desde el origen, con una bebida que ahora el mundo reconoce como lo que siempre ha sido para nosotros: salud, tradición y futuro.
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