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Analistas 30/05/2023

Ecos de las elecciones españolas

Francisco Mejía Sendoya
Expresidente del Banco Agrario de Colombia

“El tsunami que ha arrasado en otras comunidades de España nos ha arrasado también a nosotros”, dijo Javier Lamban, candidato de izquierda a la reelección por la presidencia de la comunidad autónoma de Aragón.

Tsunami que llevó al presidente Pedro Sánchez a anticipar las elecciones generales para el 23 de julio. Y no es para menos: El Partido Socialista Obrero Español (Psoe), que hoy tiene la presidencia del gobierno español con Sánchez, ha perdido sus principales enclaves regionales como son las comunidades autónomas de Valencia Extremadura, La Rioja y Aragón, y las alcaldías de capitales como Sevilla, Valencia Granada y Valladolid. Una derrota de tal magnitud solo puede suceder con una migración masiva de votantes de la izquierda hacia la derecha como en efecto sucedió.

El gran triunfador fue el Partido Popular (PP) que gobernará las alcaldías y comunidades autónomas arrebatadas a la izquierda, y que refrendó las que tenía, como la presidencia de la comunidad de Madrid, pero esta vez con mayoría absoluta en la asamblea con esa figura rutilante de la política española que es Isabel Díaz Ayuso, y lo mismo hizo con la alcaldía. Pero, ¿por qué hubo ese giro a la derecha? Pues no fue por mala gestión de alcaldes y presidentes de las comunidades, de hecho, en general tenían una gestión que mostrar. Fue por un referendo al mal gobierno de Sánchez, que eligió radicalizar al Psoe hacia la extrema izquierda y hacer un gobierno con los extremistas de Podemos, que equivale a la Colombia Humana, con el partido político heredero de ETA y con las facciones independentistas. Con ellos ha montado una aplanadora en el parlamento que ha hecho reformas absurdas y dañinas, y ha sacado leyes como aquella que modifica el código penal para exculpar los delitos de sus socios independentistas, ha cargado de impuestos a los españoles, ha gobernado con un sesgo anti empresa, ha descalificado a la oposición llamándolos fascistas, ha apelado a la demagogia ambiental y al asistencialismo como herramienta política, ha utilizado argumentos identitarios para polarizar y ha mentido una y otra vez en todos los temas posibles.

Acciones estas que atentan contra la democracia y que en Colombia vivimos con más intensidad en el gobierno de Petro. La reacción del pueblo español ante la conducta de su presidente ha sido la de proteger la democracia. No es que todos los de izquierda que ahora votaron por el PP se hayan vuelto de derecha, es que entienden que izquierda y derecha son categorías dentro de la democracia que pierden relevancia cuando esta está en juego. Fue tan claro este mensaje, que el único líder de la izquierda que gano algo importante en las elecciones fue Emiliano Garcia Page, que retuvo la presidencia de Castilla-La Mancha, porque siempre se declaro en oposición a la radicalización de Pedro Sánchez.

Esto mismo debe ocurrir en las elecciones regionales de Colombia. Esas elecciones también serán un referendo contra Petro y su coalición, donde ciudadanos de izquierda y derecha estarán dispuestos a unirse en un gran frente democrático. Ojalá los candidatos entiendan esto y también se unan. Pero en el caso nuestro los motivos del tsunami serán aun mayores: los defectos de Sánchez se multiplican por mucho en Petro, y los gobernantes de extrema izquierda que hoy ostentan el poder en capitales como Bogotá, Medellín y Cali han hecho una pésima gestión.

Una derrota clara de la extrema izquierda en Colombia en octubre es clave para sacar del poder a Petro en 2026 y salvar así la democracia. Petro sabe que en democracia limpia no podrá permanecer en el poder, ya sea él mismo o en cuerpo ajeno. Por eso tiene un menú de tres opciones que utilizara a su conveniencia: El populismo extremo que compra votos repartiendo subsidios, para eso el ministro Ocampo le ayudó con la reforma tributaria que le deja las arcas llenas y la gente necesitada con el desempleo que producirá, y si le aprueban las reformas más plata, contratos y puestos tendrá en sus manos, lo segundo será la trampa con la Registraduría y lo tercero será la violencia, para lo cual necesita a la primera línea excarcelada y demás amigos. Contra esto, el mejor antídoto será un tsunami en las elecciones de octubre y otro en 2026.

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