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El Ministerio de Educación Nacional publicó recientemente cifras consolidadas sobre la educación superior en Colombia. Los datos invitan a una revisión cuidadosa de tendencias y desafíos. Entre 2021 y 2024, la matrícula de pregrado aumentó en 86.787 estudiantes. Entre 2021 y el 2024 la tasa de cobertura pasó de 53,83% a 57,53%, sin embargo, este crecimiento se ve matizado por la disminución anual durante el trienio, cercana a 1% de la población entre 17 a 21 años, lo que limita el crecimiento absoluto. Recordemos que la meta de la tasa de cobertura para la educación superior contemplada en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 es 62%. La política de gratuidad, así como los programas impulsados por los gobiernos departamentales, han contribuido al avance en la cobertura.
En la distribución por sector, teniendo en cuenta todos los niveles de formación, en 2021 las Instituciones de Educación Superior, IES, privadas representaban 45,51% del total de estudiantes, cifra que bajó a 45,11% en 2024. Aunque la matrícula privada total creció durante los tres años anteriores en 37.824 estudiantes, el sector público incorporó 67.465 nuevos alumnos para el mismo período. El estancamiento de la participación relativa del sector privado, sumado al énfasis gubernamental en financiar exclusivamente la oferta pública, dan sustento a nuestro llamado, sobre el riesgo de debilitar el sistema mixto que históricamente ha caracterizado a la educación superior colombiana, especialmente en territorios donde las IES privadas complementan o reemplazan la ausencia de oferta pública con altos estándares de calidad.
En conjunto, el sistema ha crecido en 105.289 estudiantes, pero persisten brechas regionales profundas: mientras Antioquia supera 57% de cobertura, departamentos como Vaupés y Vichada permanecen por debajo de 8%. Y, más allá de la cantidad, la calidad sigue siendo un reto. La conversación también debe incluir la permanencia. La tasa de deserción anual en pregrado para el año 2023 fue de 7,82%, la cual mejora respecto al año 2021 que se ubicaba en 8,89%.
Otro aspecto a destacar, es el avance de la multimodalidad. De los 2.553.560 estudiantes matriculados en 2024, 69,45% estudia en modalidad presencial, 7,28% en modalidad a distancia tradicional y 22,82% en modalidad virtual. Esta última creció un 55,36% frente a 2021, evidenciando una preferencia creciente por opciones más flexibles, en contraste con la modalidad presencial que retrocedió en 3,44% durante el mismo trienio. Aunque las modalidades dual e híbrida aún son incipientes en volumen, muestran un importante dinamismo: entre 2021 y 2024, la dual pasó de 1.239 a 2.150 estudiantes, y la híbrida de 2.332 a 9.457 (2022 a 2024), un crecimiento de 305,53%.
En conclusión, las variaciones no evidencian un estancamiento en la matrícula, pero el reto ya no es solo crecer en cobertura. Es hacer sostenible el sistema mixto, la multimodalidad, cerrar brechas regionales, garantizar la calidad y preparar a los estudiantes para un mercado laboral en transformación. El sistema educativo debe adaptarse con agilidad, no solo a las tendencias demográficas y tecnológicas, sino también, a los desafíos que demanda la sociedad del conocimiento.
El primer daño es el tránsito de la búsqueda genuina de la verdad hacia la imposición de la posverdad, donde los hechos dejan de importar y son reemplazados por narrativas conveniente