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Analistas 18/09/2019

Una juventud insegura

Diego A. Santos
242 Media Director No Ficción

Pese a los innegables beneficios que la tecnología le ha representado a la humanidad, a nuestras actividades del día a día, a la solución de ciertos problemas, es importante que no perdamos de perspectiva los efectos negativos que también hay detrás de ella. La generación millennial, por ejemplo, está sufriendo de agotamiento laboral, y una de las principales causas de ello es la tecnología. El agotamiento ha sido reconocido como un diagnóstico médico por la Organización Mundial de La Salud.

Un estudio realizado por una empresa estadounidense concluyó que nuestra incapacidad para desconectarnos, así como las funcionalidades adictivas de las aplicaciones de los celulares, son un camino directo a fracturar nuestras relaciones interpersonales, a disparar nuestros niveles de estrés y a generarnos un día a día lleno de ansiedad.

Kate C. Tilleczek, profesora de la Universidad de York, en Canadá, quien lleva estudiando durante más de tres décadas la vida de los jóvenes, indica que la juventud de hoy, por cuenta de su adicción a la tecnología, en particular a sus dispositivos celulares, es más frágil e insegura. “Ellos no piensan que la tecnología sea esa panacea que todos creíamos que era para el bienestar de la sociedad”, señala Tilleczek. Es más, ésta, en vez de prepararnos para el mundo que se avecina, nos está volviendo muy vulnerables.

Los jóvenes, sin un celular, se han vuelto casi que incapaces de establecer contacto humano, no saben cómo resolver problemas básicos, como preguntar por una dirección, si no tienen el dispositivo. Sin embargo, el problema grave no radica en esa relación entre la tecnología y los jóvenes, sino en que los adultos no estamos viendo que esos mismos jóvenes son los que nos están pidiendo guía.

En la última investigación de más de cinco años que realizó la profesora Tilleczek, descubrió que la juventud le está pidiendo a los adultos que los ayuden a navegar en la nueva era digital, que se preocupen más por su bienestar emocional, físico y espiritual. “Necesitamos conectarnos más que nunca con ellos, escucharlos”, dice Tilleczek. Y es cierto, puesto que es algo que no estamos haciendo, ya que, no nos engañemos, nosotros también nos hemos vuelto adictos.

De este tema se ha venido hablando mucho en los últimos años, pero la socialización de la problemática ha estado muy dispersa. Cada cierto tiempo aparecen en los medios artículos con sugerencias, conclusiones de estudios, pero no parece haber una campaña de concientización que nos ponga a reflexionar seriamente sobre qué camino tomar. El Foro Económico Mundial es un buen lugar para empezar a documentarnos. En su página web, el Foro cuenta con varios artículos muy ilustrativos sobre la relación entre la tecnología y los jóvenes.

Por qué debemos repensar nuestra relación con la tecnología, los retos de la cuarta revolución industrial o la desintoxicación digital son algunos de los artículos recomendados que ofrecen un buen punto de partida no solo para los padres de familia, sino también para las escuelas, que deberían ser más agresivas a la hora de abordar esta relación.

No es este un tema fácil de resolver, pero puede que desconectarnos un par de horas al día de nuestros dispositivos electrónicos pueda ser un buen comienzo. Y no necesariamente en la casa, sino en el trabajo. Trataré de hacerlo. Les contaré cómo me va.

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