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Analistas 21/05/2022

¿A quién perjudica?

Ciro Gómez Ardila
Profesor de Inalde Business School

La economía y la ecología se parecen en muchas cosas, una de ellas que cuando se intentan ciertos cambios se producen efectos no anticipados y contrarios a lo que se busca. En estos días se recuerdan las marchas de hace un año y eso me hace pensar en las protestas que en muchas partes del mundo y en muy diversos momentos se han dado, y me pregunto, ¿a quién perjudican?

Veamos primero dos ejemplos de la ecología. El primero nos lo da Eric Berlow en una charla en TED que muestra que cuando en los lagos alpinos de las montañas de California se introdujeron peces no nativos, aunque estos comían mosquitos y lo lógico era predecir que esos mosquitos estarían en peligro, en realidad su número aumentó debido a que esos nuevos peces también afectaron a otras especies que se alimentaban de mosquitos o interferían en su cadena alimentaria o en su ciclo reproductivo. El efecto directo y, al parecer, obvio, el cual era que a más peces que comen mosquitos habría menos mosquitos, no solo no se presentó, sino que se vio un efecto contrario.

El segundo ejemplo, mucho más impactante, nos lo da George Monbiot en una excelente conferencia, también en TED, donde cuenta cómo en el parque Yellowstone la reintroducción de lobos en 1995 afectó profundamente todo el entorno. Los lobos mataban a los lindos ciervos y a otros animales; de allí su mala fama. El problema era que, al no haber lobos, los ciervos ocuparon espacios nuevos y afectaron la vegetación y, con ella, a muchísimos otros animales.

La reintroducción de los lobos llevó a que los ciervos se alejaran de sitios expuestos, la vegetación prosperara y con ella todos los animales relacionados, como castores y pájaros. Incluso, los cambios producidos afectaron el comportamiento de los ríos lo que disminuyó la erosión. Como nos dice el expositor, la reintroducción del lobo no solo transformó el ecosistema, sino que cambio, incluso, su geografía.

Pues bien, algo parecido sucede en la economía. Como se trata de un sistema complejo, es difícil entender cómo se relacionan sus partes y qué efectos se pueden producir cuando se manipula artificialmente con decretos o acciones intencionadas de controlarlo.

Pensemos en un ejemplo hipotético: una protesta prolongada contra la globalización en un país, con afectación de las comunicaciones y las cadenas de suministro. Sin duda se afectarán las grandes empresas, pero también las pequeñas, aquellas que están intentando producir en el país los artículos que las grandes importan, es decir, aquellas que, en la práctica están en contra de la globalización. ¿Y cuáles se verán más afectadas? Las pequeñas, las que tienen menor acceso al crédito, las que tienen solo un camión o una ruta de acceso o un almacén. En cambio, las grandes, contra las que supuestamente se organizó la protesta, aunque se resientan, tendrán muchísimos más medios para sobrevivir y soportar los días difíciles. Y puede ser que, al final, incluso hasta terminen beneficiadas cuando aquellas que podían quitarles mercado, desaparezcan fruto de las protestas.

Conozco empresas y empresarios que fueron muy afectados por la pandemia, pero que sobrevivieron para finalmente quebrar con los paros del año pasado. Todas, empresas jóvenes, prometedoras, que durante la pandemia se habían esforzado por mantener a sus empleados, que luchaban por hacerse un campo en mercados competidos.

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