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Tribuna Parlamentaria 20/10/2021

‘Ninis’ en Colombia

Catalina Ortiz
Analista

En Colombia 1 de cada 4 jóvenes entre 18 y 28 años no estudia ni trabaja, y de ellos cerca del 70% son mujeres. Así lo reveló el informe del mercado laboral para el trimestre móvil junio-agosto 2021 que presentó el Dane la semana pasada y que demuestra que el desempleo juvenil, que se exacerbó con la pandemia, sigue siendo un hueso duro de roer no sólo para el Gobierno sino para el Estado y sobre todo el mercado. Lo primero por decir es que los jóvenes que ni estudian ni trabajan, comúnmente llamados ‘ninis’, no son un problema exclusivo de Colombia. Según una nota publicada por las Naciones Unidas, para 2019 teníamos 267 millones de ninis en el mundo y para 2021 se calcula que la cifra ascienda a los 273 millones, donde además 2 de cada 3 son mujeres.

Un problema de tal magnitud debería ser protagonista y prioridad en la agenda pública y privada. No solo se trata de un desafío que afecta a la generación actual de jóvenes, sino que está bien estudiado que estamos ante un fenómeno de transmisión intergeneracional de pobreza.

El Banco Mundial realizó un estudio detallado sobre las estadísticas, causas, consecuencias y soluciones de política para este problema y encontró que muchos jóvenes entran en la categoría de ‘ninis’ a causa de la deserción escolar, del bajo logro y calidad educativa, de preparación insuficiente para el mercado laboral, la falta de inclusión por parte de las empresas y por los riesgos asociados a bandas organizadas. Este estudio también sugiere que se debe hacer una intervención educativa desde temprana edad y realizar un acompañamiento a la obtención del primer trabajo. Seguro que no ayudamos al panorama con los más de 2.8 millones de estudiantes de colegios públicos que aún siguen en casa y que urge que vuelvan a la presencialidad.

Como han mostrado otros países, la modernización de los programas de formación laboral son importantes pero no son lo único que se requiere, pues se necesita toda una transformación desde el nivel educativo básico y medio, con currículos adecuados para el nuevo mercado; así como una intervención que combine desde transferencias monetarias, pasando por fortalecimiento de la docencia, bolsas de empleo y prevención de embarazos no deseados.

En Colombia vale la pena destacar el programa de educación y empleo para jóvenes entre 18 y 28 años que no estudian ni trabajan que hace algunas semanas lanzó la Alcaldía de Bogotá que combina formación con inserción laboral. Aunque el tiempo demostrará su efectividad, es un programa robusto que recoge buenas prácticas de medidas enfocadas exclusivamente a los llamados ‘ninis’.

La contienda electoral en la que estamos tiene la obligación de tocar este tema y proponer acciones. Ya la Coalición de la Esperanza tiene propuestas al respecto. No podemos seguir con una agenda para jóvenes que se queda en el discurso. Incluso hay que profundizar en atención diferenciada entre hombres y mujeres ‘ninis’, ya que el fenómenos crece con mayor velocidad entre las jóvenes. Entender la problemática y enfrentarla con pertinencia educativa, formalidad y crecimiento empresarial es vital. Es un problema tan central que hay que pensar soluciones fuera de la caja. Necesitamos que la educación sea un verdadero motor de transformación y evitar que la pobreza continúe pasando de generación en generación en Colombia.

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