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Analistas 25/09/2025

El efecto SK hynix

Camilo Salah
Vicepresidente de Marketing para América Latina de MiQ

Cuando el entonces vicepresidente y cabeza de la división de semiconductores de Samsung, Jun Young-hyun, hoy CEO global de la compañía, asumió el liderazgo en mayo del año pasado, dejó atónitos a todos sus ejecutivos con una metáfora diciente: “En este momento, nuestra división de semiconductores es como un dinosaurio herbívoro”. Una criatura masiva, imponente, pero demasiado lenta para adaptarse y finalmente destinada a la extinción. Y no era una exageración.

Ese mismo año, SK hynix superó por primera vez a Samsung en ventas, en el mercado global de memorias Dram, acabando con su liderazgo ininterrumpido de más de tres décadas. El hecho fue tan simbólico que el propio ejecutivo ofreció disculpas públicas en un gesto de mea culpa. Porque, aunque Samsung es una compañía privada, en Corea del Sur representa algo más: es un emblema nacional, un reflejo del país y una extensión de sus intereses económicos y sociales.

Y es aquí donde aparece este actor poco conocido, al menos para nosotros, porque probablemente usted no haya escuchado hablar de SK hynix. Esta compañía surcoreana, fundada en 1983 como parte de Hyundai Electronics y adquirida en 2012 por el grupo SK, se ha convertido silenciosamente en uno de los pilares estratégicos de la industria global de semiconductores.

Se especializa en la producción de memorias computacionales (Dynamic Random-Access Memory o Dram), una tecnología esencial para el funcionamiento de dispositivos electrónicos, desde laptops hasta centros de datos. Hoy compite de cerca con gigantes como TSMC, Intel y AMD, y tiene en su cartera de clientes a compañías como Apple, Microsoft, Asus y Nvidia.

Sin embargo, su verdadero salto exponencial está ocurriendo ahora, en una categoría menos visible pero cada vez más crucial: las memorias HBM (High Bandwidth Memory), diseñadas para cargas computacionales de altísimo rendimiento, como las que requieren los modelos de inteligencia artificial. El ascenso de SK hynix en este segmento ha sido tan contundente que la compañía proyecta un crecimiento de 30% anual en este negocio hasta 2030.

Lo paradójico de todo esto es que ocurre en medio de un contexto económico bastante frágil para Corea del Sur. En la primera mitad del año, la mayoría de las 20 empresas más rentables del país reportaron contracciones en ingresos, dejando al descubierto la debilidad estructural de sectores tradicionales. Aun así, las utilidades corporativas combinadas del país crecieron 8% ¿La razón? Prácticamente todo ese crecimiento vino de una sola fuente: SK hynix.

Que la decimotercera economía del mundo dependa, en gran parte, de una sola empresa para mostrar cifras positivas no es solo anecdótico; es parte del momento histórico que vive el sector tecnológico asiático. Y particularmente revelador de cómo la infraestructura detrás de la IA está impulsando este nuevo desequilibrio industrial.

Pero la historia de las memorias HBM es, en sí misma, una lección de innovación adelantada a su tiempo. En 2012, SK hynix y AMD se aliaron para desarrollar una nueva generación de memorias de alto ancho de banda. En aquel entonces, su aplicación parecía pensada para videojuegos o gráficas avanzadas. Nadie imaginaba que, una década más tarde, la inteligencia artificial explotaría a escala mundial, y que esta tecnología, hasta entonces de nicho, se volvería esencial para su funcionamiento.

Hoy, los chips HBM son uno de los cuellos de botella más importantes de la industria. La demanda es insaciable y su producción está concentrada en muy pocas manos. Para ejecutar modelos como GPT-4, LLaMA o Gemini, no solo hacen falta GPUs avanzadas; se necesita una arquitectura de memoria capaz de soportar flujos masivos de datos con baja latencia, alta eficiencia energética y gran capacidad. Y en ese punto exacto se ha posicionado SK hynix.

Mientras tanto, su rival histórico no la pasa del todo bien. Aunque Samsung firmó recientemente un contrato con Tesla para producir nuevos chips de IA por un valor de US$16.000 millones, y otras divisiones muestran crecimiento, su hegemonía en semiconductores está siendo desafiada directamente.

Sin embargo, para SK hynix, la apuesta parece distinta: busca encontrar el próximo gran catalizador tecnológico, así como lo está siendo hoy HBM. Estamos viviendo una época en la que los modelos de IA crecen en complejidad, y los sistemas que los impulsan exigen memorias más veloces, con menor latencia, mayor ancho de banda y eficiencia energética superior. Sram es rápida, pero de baja densidad; Dram es densa, pero limitada en velocidad. HBM ofrece un balance casi perfecto y, por eso, se está convirtiendo en la columna vertebral de la computación moderna.

Y si el futuro pertenece a quienes controlan esa infraestructura silenciosa, vale la pena prestar más atención a nombres que hasta ahora parecían menores. Porque mientras todos miran hacia Nvidia, hay otros jugadores como SK hynix que también tienen las piezas del rompecabezas en la mano.

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