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Analistas 24/10/2023

Desigualdad en Colombia: derrumbando mitos

Durante muchos años se ha descrito a Colombia como uno de los países más desiguales del mundo. Si bien es cierto que el país tiene grandes deudas en materia de desigualdad, el panorama no es tan crudo como se cree. En diferentes indicadores al país le va mejor que lo que debería según su nivel de ingreso, e incluso se encuentra en mejores niveles que sus pares. En ese sentido, es importante especificar de qué se está hablando cuando se quiere discutir sobre desigualdad y revisar con lupa las cifras.

Al hablar de desigualdad generalmente utilizamos indicadores de la distribución del ingreso y riqueza de los países, pero esas no son las únicas formas de medir el nivel de desigualdad en un país, existen otros factores que tienen efecto sobre el bienestar de la sociedad. La herramienta principal en la discusión de la desigualdad es el Índice de Gini, el cual no está libre de críticas metodológicas y problemas en su interpretación.

Al mirar la desigualdad en Colombia desde distintos ángulos, encontramos resultados alentadores sobre el futuro de la desigualdad en el país. Es cierto que la desigualdad es alta y existen cosas por mejorar, pero no se puede afirmar que somos el país más desigual de Latinoamérica y, mucho menos, del mundo. Aquí presentamos la primera parte de nuestro último Informe Semanal Anif.

Colombia, ¿cómo vamos?

Durante los últimos años, ha habido una expansión de la clase media en Colombia, pasando de representar 23,8% de la población en 2002 a 34,4% en 2021. Esto ocurrió en un contexto de postpandemia que redujo los avances logrados en años anteriores en materia de desigualdad y pobreza. Durante este mismo periodo, al analizar la distribución de los ingresos por deciles a lo largo de los años, se observa que la participación en el ingreso total ha aumentado para los deciles 3 a 9 en el período estudiado, mientras que para el último decil ha disminuido.

Otro avance significativo es el incremento en el número de colombianos que viven con más de US$6 al día, que pasó de 11% en 1984 a 57% en 2019. Esta transformación ha ido de la mano del aumento en el ingreso per cápita. Desde 1980, este se ha más que quintuplicado, superando el promedio de América Latina y solo siendo superado en la región por Chile.

En términos de educación, también se han logrado avances considerables en la cobertura, los años de educación promedio y la reducción de la inasistencia. Un colombiano promedio tenía 10,2 años de educación en 2020, mientras que hace 20 años tenía apenas 7,1 años. Estos aumentos en los años de escolaridad son resultado de un marcado incremento en la cobertura, especialmente en la educación primaria, que ha aumentado su cobertura de 73% en 1982 a 93% en 2018. Por su parte, la educación secundaria y terciaria también han experimentado aumentos en su cobertura bruta, llegando a 98% y a 55% respectivamente en 2018.

Asimismo, la inasistencia escolar se ha reducido a niveles inferiores a 2%. Todos estos aspectos contribuyen a la reducción de la desigualdad a largo plazo, proporcionando a la población herramientas para mejorar su calidad de vida y sus oportunidades laborales. A pesar de que aún existen áreas de mejora en nuestro sistema educativo, especialmente en términos de calidad, los avances realizados en los últimos años sin duda han contribuido a cerrar brechas en el país.

Por otra parte, una de las principales fuentes de equidad en Colombia es el sistema de salud. Independiente del régimen, contributivo o subsidiado, la afiliación al sistema es muy alta. Para 2021, la cobertura por quintil de ingreso oscilaba entre 90% para el quintil más bajo y 97% para el más alto. Este avance ha ido de la mano con mayor acceso a servicios médicos por parte de los regímenes. Además, el gasto de bolsillo para los colombianos es de los más bajos a nivel mundial, ya que los usuarios solo deben pagar cerca de 15% del costo de la atención médica, muy por debajo del promedio latinoamericano, que llega a ser de 42%. Estos elementos muestran que el sistema ayuda a mejorar la calidad de vida de los usuarios y a recortar brechas de desigualdad.

En los últimos años, se han registrado reducciones no solo en términos de desigualdad, sino también en los niveles de pobreza monetaria y multidimensional. La pobreza monetaria en el país ha mostrado una tendencia decreciente desde 2012, interrumpida únicamente por la pandemia. De manera similar, la pobreza multidimensional ha experimentado un descenso en los últimos años, con un ligero aumento durante la pandemia, seguido de una continua disminución hasta alcanzar 13% en 2022.

La reducción en estos indicadores de pobreza se ha logrado desde diferentes frentes, y uno de ellos son los programas sociales implementados por diversos gobiernos para reducir la pobreza en el país. Algunos de estos programas incluyen transferencias monetarias por parte del gobierno, que han ayudado a disminuir la desigualdad de ingresos y a mejorar la calidad de vida de muchas personas. Según cálculos de Anif, las transferencias monetarias reducen la pobreza monetaria y la pobreza monetaria extrema en 3 y 4 puntos porcentuales respectivamente.

En la segunda parte de esta entrega entraremos en el detalle de cómo se mide la desigualdad y de qué hablan realmente los resultados que vemos con frecuencia en los diferentes medios de comunicación. También ahondaremos en los principales problemas que tiene Colombia en esa materia. Por un lado, el sistema tributario colombiano, tiene muchos espacios de mejora en términos de progresividad, eficiencia y simplicidad. Por otro lado, a pesar de las mejoras en los últimos años, Colombia sigue siendo un país muy desigual en materia de ingresos, riqueza y tierras. Por último, los sistemas pensional y laboral colombiano actualmente representan barreras a la reducción de la desigualdad en el país.

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