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Analistas 11/09/2025

Guerra cultural

Andrés Otero Leongómez
Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

Para juzgar el operativo que está haciendo Estados Unidos en el Caribe en aguas internacionales frente a Venezuela, es necesario entender qué busca el presidente Trump en materia de lucha contra las drogas. Trump considera que gran parte del deterioro social y la violencia en las ciudades, el empoderamiento del movimiento woke, la destrucción de la familia y el envenenamiento de la juventud se deben al flagelo del narcotráfico. Producto que los demócratas y la izquierda internacional, habían decidido declarar la guerra contra las drogas por perdida, para justificar su propuesta de legalización y la desinversión en seguridad.

Para la administración Trump, la guerra cultural empieza por acabar con el narcotráfico. Comenzó por declarar a los carteles como organizaciones terroristas -FTO’s- y presionar a países como México, Venezuela y Colombia, para que colaboren en su lucha contra las drogas. Estados Unidos está enviando un mensaje fuerte de cero tolerancia con los países y empresas que han permitido o facilitado el incremento de este flagelo.

Dentro de sus objetivos o métricas están: la erradicación de cultivos ilícitos; la incautación de drogas y precursores provenientes de China; la extradición de capos y miembros de las organizaciones criminales; la extinción de dominio; y la desarticulación de bandas criminales. La presidenta Sheinbaum rápidamente entendió que para el beneficio de México era importante colaborar con Trump. No solo empezó a enviar docenas de narcos protegidos por su antecesor a cárceles en Estados Unidos, sino que viene apoyando muchas de las medidas en materia de comercio internacional que buscan frenar a los chinos. A pesar de sus diferencias ideológicas con el presidente Trump, ella se ha convertido en uno de sus principales aliados. En cambio, Venezuela y Colombia, siguen creyendo que pueden albergar y proteger a criminales y patrocinar sus actividades, sin consecuencia alguna.

El operativo militar seguramente va a tener varias fases. 1. Destrucción de barcos llenos de droga para desmantelar la capacidad logística de los narcos en la región. 2. Una operación quirúrgica con el apoyo de los israelitas, para que empiecen a caer como dominó algunas de las fichas claves del régimen narcoterrorista. 3. Presión judicial, económica y militar, buscando lograr una implosión en Venezuela y así, una transición hacia la democracia en ese país -y posiblemente también en Cuba. 4. Otros aliados del régimen en la región.

Ya hemos visto operativos recientes como los de Irán y Qatar. Por eso estoy seguro de que Maduro, Cabello, Padrino y los hermanos Rodríguez, entre muchos otros, no duermen tranquilos. La pensarán dos veces antes de tomar agua o usar sus beepers, celulares, y hasta cuando prenden su televisión.

Esta postura va a traer consecuencias irremediables para nuestro país. La descertificación es casi un hecho. A pesar de los esfuerzos de muchos empresarios y de los alcaldes de Colombia para frenar esta decisión, Estados Unidos no va a seguir cohonestando con un gobierno que ha permitido el desbordamiento de cultivos ilícitos en todo el territorio y que sigue protegiendo narcos de todos los pelambres con la excusa de la Paz Total.

Donald Trump y Marco Rubio han entendido que, para ganar la guerra cultural en su país, tienen que cuidar el patio trasero y llenar el vacío de poder que por años otras administraciones cedieron a los chinos, a los narcos y a la izquierda internacional.

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