Falso positivo

No había pasado un día sobre la grave denuncia del periodista Mauricio Vargas con respecto a la presencia del presidente Petro en Manta, el lugar donde vive alias Fito, el supuesto autor intelectual del intento de magnicidio contra el precandidato Miguel Uribe, y mágicamente aparecieron unos audios donde supuestamente Álvaro Leyva habla de un plan para derrocar a Petro, involucrando a la candidata Vicky Dávila, al secretario de Estado Marco Rubio y al congresista de Estados Unidos Díaz-Balart. Inmediatamente surgió Daniel Quintero como protagonista de novela a interponer una denuncia penal para desviar la atención. Esta farsa es lo que se denominaría en el argot jurídico un falso positivo. El propósito es tapar el verdadero motivo del viaje de Petro a Ecuador y alimentar la narrativa de un supuesto golpe de Estado, para así justificar el exabrupto jurídico que propone Montealegre de convocar a una Constituyente.

Los únicos interesados en desestabilizar al país son, la misma izquierda, que le quedó grande gobernar y la única manera de continuar en el poder es mediante teorías conspirativas y crímenes de Estado. Y los narcos, que los hay de todos los colores, sabores y nacionalidades. Desde las famosas disidencias de las Farc -los mismos de antes-; los mexicanos, que encontraron en Colombia tierra fértil para seguir ampliando su emporio; las vertientes del vecino país como el Tren de Aragua y los Soles, todos bajo un mismo mando; y los Choneros de Ecuador. Al final lo que tenemos es una flamante Organización de Narcoestados Panamericanos.

Pero lo difícil no es solo garantizar que en Colombia se hagan elecciones libres y transparentes el próximo año, sino arrebatarles el poder a unos delincuentes que van a hacer todo lo posible para no abandonar el poder, como ya nos lo advirtieron Benedetti y Montealegre. Van a movilizar dinero del narcotráfico para contratar sicarios como lo hicieron con Miguel Uribe, hacer atentados terroristas e incendiar el país, con el fin de invocar el estado de conmoción interior para evitar que se desarrollen las elecciones.

Y como si esto fuera poco, van a seguir atacando a la institucionalidad colombiana. Ya destrozaron a las Fuerzas Armadas y al Congreso. Y a las altas cortes las notificaron por edicto, por algo trajeron a Montealegre a confrontarlas con teorías constitucionales traídas de los cabellos, al mejor estilo de Diosdado.

Y al Registrador lo tienen en la mira. Como no lograron que el Consejo de Estado lo inhabilitara, van a atacar el proceso electoral utilizando todas las formas de lucha. Primero van a ir por sus proveedores y contratistas, como ya nos tienen acostumbrados. Pero lo más grave es que si esto no les funciona, aliados suyos como Rusia e Irán, se van a encargar de ejecutar una campaña de ciberataques al sistema electoral, ya sea para garantizarle la victoria a Petro, o para aducir que hubo fraude y no respetar los resultados. El mismo libreto de Maduro con los supuestos hackers de Macedonia del Norte, o el que usaron en Rumania, donde las altas cortes ordenaron repetir la votación sancionando al ganador opositor, con el argumento de que recibió un súbito apoyo en la red social de origen chino TikTok.

Como se diría vulgarmente, en el eterno juego de la distracción temática, mediática y de redes, los delincuentes ganan con cara y los colombianos perdemos con sello.