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Analistas 06/09/2022

Los determinantes para “vivir sabroso”

Andrés Felipe Londoño
Asesor en transformación digital legal de servicios financieros

Colombia ya escogió el camino prometido de “vivir sabroso” y lo mejor que podemos esperar es que al nuevo gobierno le vaya bien o, al menos, no tan mal. La crítica de muchos quienes cuestionamos las políticas propuestas por el nuevo gobierno se basa en la legítima preocupación de que la consecución de sus metas parece fundarse en el desmonte de lo que funciona, la reinvención de la rueda en varios frentes, el desconocimiento de los principios más básicos de economía y la implementación de recetas fallidas a lo largo de la historia. La improvisada agenda diaria del gobierno revela una mezcla de contenido ideológico anacrónico, visión simplista de problemas complejos y el deseo terco de borrar por borrar el legado de todo lo anterior.

Si el nuevo Gobierno quiere realmente lograr buenos resultados debe interiorizar que ya no es oposición y que debe sustituir la protesta y la excitación de irracionalidades revolucionarias por una estrategia seria para ofrecer un camino viable para el país. De lo contrario, los espectáculos mediáticos como el día negro de la Ministra de Minas y Energía o la incitación al caos del Ministro del Interior serán lo único que ofrecerá el Gobierno Progresista, mientras Colombia cae por un precipicio de incertidumbre y desconfianza generadas por sus errores cotidianos. Como habrá comprobado en un mes la gran fanaticada progresista del país -así no lo quieran reconocer-, criticar es fácil y gobernar es muy complicado. Por ello es esencial que todos los sectores no agoten sus esfuerzos en hacer críticas constructivas sino también en ofrecer alternativas reales a las propuestas de gobierno.

Para construir una estrategia real de gobierno, la política pública debería centrarse en los determinantes para que un país salga adelante y para ello existen referentes interesantes para su identificación. Con un sólido sustento estadístico, Ray Dalio, autor de El Nuevo Orden Mundial, identifica 18 determinantes del desempeño socioeconómico de los países y demuestra cómo el estado de estos explica en gran medida sus realidades. En síntesis, un gobierno tenderá a tener buenos resultados cuando (i) potencia los determinantes inherentes (como la geografía o la geología), (ii) apoya los asociados al capital humano (como el incentivo a generar riqueza o a desarrollar habilidades productivas), (iii) influye en los culturales (como la consciencia de ser parte de un ecosistema global o la manera de ejercer liderazgo) e (iv) interviene racionalmente para fomentar dinámicas positivas en cómo los grupos e individuos interactúan (gestión de las desigualdades de ingreso, diferencias en valores y posiciones políticas).

En el corto plazo, tres acciones concretas pueden potenciar los determinantes para realmente “vivir sabroso”, conforme a la evidencia histórica. Primero, no desincentivar el impulso de los individuos para generar y conservar riqueza, protegiendo el poder adquisitivo de las personas y el desarrollo de actividades productivas. Segundo, fomentar el esfuerzo y no la victimización como el eje ético de la sociedad. Y tercero, reconocer que la prosperidad viene de la productividad y que debemos orientar al país hacia la innovación permanente y no hacia una lucha inútil de colectivos imaginarios entre el “pueblo” contra la “élite”. En síntesis, retomar el rumbo de construir en lugar de destruir.

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