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Analistas 26/02/2022

¿Colombia internacional?

Andrés Caro
Candidato a doctor en derecho por la Universidad de Yale

La invasión de Rusia a Ucrania ha reorganizado la política internacional. China y Arabia Saudita han mantenido un silencio complaciente respecto a Rusia. La Otan se ha reorganizado y ha demostrado, nuevamente, su utilidad e importancia. Estados Unidos ha logrado organizar a sus aliados y ha recuperado el liderazgo del mundo occidental, disciplinando a Alemania y realineando a Inglaterra y a Francia. Rusia, mientras tanto, ha demostrado una vez más que es un estado autoritario, sostenido en nostálgicas ideas imperiales, en la mendacidad y en la violencia, y que no respeta los acuerdos mínimos que sostienen el orden internacional. Occidente y la Otan dejaron que Rusia ordenara sus fuerzas, y, viendo venir la invasión y la expansión imperialista de Rusia, no hicieron mucho por evitarlas.

Esta semana, Putin mostró, nuevamente, que el idealismo suele ser una posición débil, y que, en relaciones internacionales, los cálculos más acertados suelen ser los realistas y pesimistas: está bien esperar lo mejor, pero es necesario esperar lo peor. Lo peor, en este caso, era que un ex espía de la KGB reconstruyera Rusia, creando una cleptocracia que ha logrado lavar su plata en las economías más ricas de Europa occidental, rearmando a un ejército con gran capacidad de acción y un aparato de espionaje y de ciberguerra que usa sin timidez para proteger sus intereses, y usando la represión, la propaganda y la mentira para resguardar su liderazgo.

Mientras tanto, en Colombia estamos en plena campaña a la presidencia. Una de las principales funciones constitucionales del presidente es dirigir las relaciones internacionales. Sin embargo, viendo los mínimos programas de la veintena de candidatos, uno se queda pasmado ante la ausencia de propuestas en materia internacional, y sobre el lugar que debe tener Colombia en la región y en el mundo.

Es cierto que los candidatos no sólo presentan sus propuestas en sus páginas de internet: hablan por Twitter, por TikTok, y en debates y en medios de comunicación. Sin embargo, muchos de ellos no tienen un lugar donde uno pueda leer qué proponen. Se han dedicado en estos meses a hacer mucho ruido, pero no han construido una plataforma que pueda ser consultada y discutida por la ciudadanía. Algunos ni siquiera tienen programas claros sobre los problemas internos y, mucho menos, sobre la política internacional de Colombia. De los muchos candidatos, solamente algunos mencionan la migración, pero sólo Ayde Lizarazo, del partido Mira, tiene como uno de los pilares de su campaña el “fortalecimiento de la defensa, la seguridad y la soberanía”. Sin embargo, Lizarazo no explica qué significa eso.

Ningún candidato -ojo: ninguno- tiene una plataforma clara, comprehensiva y consultable sobre relaciones exteriores, sobre seguridad o sobre migración. Esta ausencia es especialmente embarazosa cuando estamos, en el peor de los casos, ante una gran guerra en Europa, y, en el menos peor, ante un momento de acomodación de los intereses globales que nos afecta directamente, por la posición de Colombia como aliado de Estados Unidos y como socio global de la Otan, y, especialmente, por la dictadura venezolana, clarísimamente alineada con los intereses de Rusia y de China, y unida a ellos en su desprecio por la democracia liberal y los derechos humanos. A esto se suma la amenaza real de que esos países traten de influir en las elecciones a través de ciberataques o de inundar las redes sociales con rumores o con noticias falsas. Si la gran estrategia de Colombia va a ser quedarse callada, y no alinearse, esto debe ser el resultado de un análisis, y siguiendo la línea del jefe de Estado y sus propuestas de campaña, y no su lamentable silencio o su ignorancia.

La ausencia de plataformas claras sobre relaciones internacionales y defensa en la campaña refleja la calidad de nuestros candidatos y del debate público en Colombia, y nos deja vulnerables ante las amenazas y desafíos que vienen. Mientras a Ucrania la gobierna Volodímir Zelenski, un comediante que se volvió estadista, en la campaña colombiana hemos visto a supuestos estadistas volviéndose comediantes. Y uno no sabe si reír o llorar.

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