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Analistas 12/09/2019

Al mal tiempo, buena cara

Alfonso Aza Jácome
Profesor de Inalde Business School
Analista LR

En estos días un amigo me dijo algo que me impactó: “estar sin empleo es como estar enfermo”. Creo que esa situación es uno de esos momentos de la vida en los que parece que todo va a salir mal. Es como si todo por lo que hemos luchado desapareciera de repente. Incluso, nos sentimos fatal con nosotros mismos. Parece que no nos queda nada…y nos sentimos fracasados. El fracaso duele, y el rechazo duele aún más.

La vida es dura, a veces, y eso es parte del juego. Es fácil olvidarlo cuando no somos más que un simple observador, pero cuando estamos en medio de la tormenta puede ser abrumador. En medio del fragor algunos nos dicen que todo va a estar bien, pero ellos no saben lo que se siente. ¿Cómo van a saberlo?

Todos hemos pasado por días terribles en los que perdimos nuestro empleo o nos enfrentamos a nuestros propios errores. Sacar el teléfono cada pocos minutos esperando que llegue repentinamente la respuesta a todos los problemas, no es la mejor opción. La inmediatez no es la respuesta.
Pensar que siempre estaremos bien es ingenuo. Nadie gana todos los días. Las crisis llegan a todas las vidas. En la mayoría de los casos, lo mejor que podemos hacer es admitir que no estamos bien y confiar en un amigo para que nos aconseje.

A la vez, es precisamente en estas circunstancias difíciles cuando comenzamos a preguntarnos qué será de nosotros o si todo va a estar bien. Y, justamente, al considerar todas estas realidades, descubrimos el coraje oculto que no sabíamos que existía en nuestro interior. ¿Encontraremos una salida a esta situación? Por supuesto que lo haremos. Nada de lo que soportamos dura para siempre. El “hoy” es solo una pequeña parte que conforma toda nuestra vida. Además, como dice Tim Denning, podemos controlar nuestras reacciones, las decisiones que tomamos y cómo nos sentimos al respecto.
Estamos pasando por una tormenta, y tenemos que seguir adelante. Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo y no tiene sentido ser tan duro con nosotros mismos. Si somos lo suficientemente pacientes, los problemas se resolverán porque los grandes problemas se resuelven con pequeños pasos. Además, esta situación está sucediendo por alguna razón. Al final, cuando recordemos todo, nos daremos cuenta de que después de esta experiencia somos un poco más sabios. No estar bien nos enseña mucho. Y cuando hayamos aprendido la lección, debemos enseñar a otros para que también puedan estar bien cuando les pase lo mismo.

Tampoco podemos perder la confianza en nosotros mismos, porque eso es lo que nos ayudará a seguir luchando cuando otros habrían renunciado. Nuestra capacidad de mantenernos optimistas en situaciones negativas es un gran activo. No podemos perderla.

De alguna manera, la vida es como el clima. Hay estaciones que nos ofrecen todos los frutos y placeres con los que podríamos soñar; mientras que otras son duras, frías y cubiertas de nubes que distorsionan nuestra percepción de la realidad. La batalla comienza en nuestra propia mente que intenta doblegarnos con todo tipo de falsedades como “no eres lo suficientemente bueno” o “nunca volverás a tener una vida normal”. Es el momento de superar esos obstáculos interiores, que parece que ponen nuestro mundo al revés, y renovar nuestros sueños.

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