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ANALISTAS 19/06/2025

Menos discursos más acción

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

Las estadísticas muestran un problema grueso en materia de brecha de género en el país. Por ejemplo, en el mercado laboral, la tasa de desempleo entre hombres y mujeres tuvo una diferencia promedio de 4,4 puntos (12,7% en mujeres - 8,3% en hombres) al cierre de 2024. Si a eso le sumamos una diferencia salarial de hasta 43% a favor del género masculino, encontramos elementos que deberían guiar el diseño de políticas que solucionen las diferencias en este frente en Colombia.

El debate público está lleno de discursos, pero lo que se necesita es un verdadero cambio cultural impulsado por el sector privado y los responsables de la política pública. El problema es que hasta hoy hemos seguido repitiendo esquemas que mantienen la brecha de género o ideas populistas que la amplifican. Lo ilustraré con algunos ejemplos.

En primer lugar, aparece la política pensional del país. Por décadas hemos mantenido una edad de pensión inferior para las mujeres con respecto a los hombres. Eso fue creado bajo el supuesto de que era más benéfico para ellas pensionarse antes, pero en realidad genera el resultado inverso. En efecto, menos tiempo de cotización, por la menor edad de jubilación sumado a elementos como la época de maternidad, terminan generando que las mujeres no se puedan pensionar y queden peor en su vejez que hombres de similar edad e historia laboral.

Un segundo caso podría ser el de la distribución de baños en establecimientos públicos. Aún no logro comprender por qué los de las mujeres no tienen un tamaño superior a los de los hombres en sitios como estadios, aeropuertos, restaurantes, entre otros. Esto debería ser así pues ellas requieren fisiológicamente sentarse siempre, y la igualación de espacio termina generando filas en los baños femeninos y no en los masculinos.

Un tercer ejemplo es la discusión en la reforma laboral sobre la posibilidad de “permiso remunerado” en época de menstruación para las mujeres. Más allá de que por obvias razones soy ignorante sobre la intensidad de los dolores que se sienten en esos momentos, el impacto negativo para el género femenino podría ser importante pues la pregunta racional que respondería cualquier empresario sería, a quién preferiría contratar por el mismo costo, a alguien que trabaja más o menos días.

Finalmente, aparece el caso del sector financiero. Aquí, a pesar de que diversos estudios muestran que las mujeres tienen mejores hábitos de pago que los hombres, el acceso a crédito evidencia una brecha de 4 puntos en los años recientes, que es más consecuencia de las brechas laborales y menos del comportamiento a la hora de pagar.

Estos ejemplos muestran que es el momento de romper ideas que amplifican la brecha de género. Un pequeño ejemplo en esa dirección es lo que ya hace el sector financiero y asegurador, que está involucrando en los scores de crédito y de seguros información adicional que da cuenta del buen comportamiento de las mujeres. Pero se requiere mucho más en todos los frentes.

Tengo una hija que cuando crezca me gustaría que tuviera iguales oportunidades que un hombre de su edad y mismas capacidades. Por ello, creo que es el momento de dejar tantos discursos en incontables foros y pasar a la acción. Este debe ser un propósito país hacia un gran cambio cultural, donde sumemos lo que ha hecho el sector privado, que debe profundizarse, con adecuados lineamientos de política pública.

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