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Analistas 02/05/2024

Desempeño y política pública regional

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

Seis departamentos explicaron 75% del crecimiento económico del país en 2022, según publicó recientemente el Dane. Bogotá, Antioquia, Valle de Cauca, Cundinamarca, Atlántico y Santander lideraron el excelente desempeño que tuvo el país en 2022. Si bien esto no sorprende, pues son las regiones que encierran las principales ciudades del país, si es otra evidencia del alto nivel de heterogeneidad de los territorios.

Las cifras del PIB departamental muestran que además de estos seis departamentos, otros cuatro (Bolívar, Risaralda, Putumayo y San Andrés) tuvieron un crecimiento superior al promedio nacional en 2022. Las seis regiones líderes tuvieron un desempeño sobresaliente en los sectores tradicionales de servicios, comercio e industria, mientras que las otras cuatro tuvieron un buen comportamiento en algunos sectores específicos, como minería (Putumayo), comercio (San Andrés), construcción (Risaralda) e industria, gracias a la Refinería, (Bolívar). En cambio, la Guajira fue el único departamento con contracción, acentuando sus ya históricos regazos sociales.

En términos de participación agregada, las cifras departamentales mostraron que Bogotá, Antioquia y Valle representaban la mitad de la economía del país en 2022, una cifra que ha permanecido casi sin variación en una década (era 48% en 2012), aunque Antioquia y Valle han disminuido la ventaja que traía Bogotá.

Los departamentos que más ganaron participación en los últimos diez años fueron Cundinamarca, Santander, Atlántico y Cesar, los primeros con grandes ciudades y un potencial en términos industriales y de comercio y el último con una ventaja comparativa en minerales. Por su parte, los que más perdieron participación fueron los departamentos productores de petróleo, en línea con la caída del precio y la producción de este hidrocarburo.

Las cifras departamentales también traen un reporte del PIB per cápita de cada territorio. Según este, el ingreso por habitante promedio del país fue de $28 millones /año (US$6.700, teniendo en cuenta la tasa de cambio de ese año). Ese promedio esconde grandes diferencias regionales donde sobresalen tres grupos. Los de ingreso per cápita más alto (Bogotá, Antioquia, Valle, Santander) con ingresos por habitante entre $30 y $46 millones, los de alta renta petrolera o baja población (Casanare, Arauca, Meta y San Andrés) con ingresos per cápita entre $28 millones y $50 millones, y los de bajo ingreso que no superan los $11 millones (Chocó, Sucre, Guainía, Vaupés y Vichada).

Estas cifras evidencian que hay políticas que deben ser necesariamente diferenciales a nivel regional. La más obvia es la salarial, no puede pagarse lo mismo en Bogotá que en Sucre, pero también aparecen otras como la de suelos urbanos, que incide en los precios de la vivienda.

Ante esto, si queremos potenciar el desempeño de las regiones, la política pública territorial debe estar coordinada por el DNP desde el Gobierno Nacional, pero debe articularse con los planes de desarrollo municipales y departamentales (en construcción) y debe tener en cuenta las diferencia en ingresos de cada departamento y una política sectorial basada en las ventajas de cada región.

Nuestra diversidad regional debería ser una ventaja competitiva y hoy en día es más un generador de desigualdades y brechas. Es imperativo diseñar políticas para mejorar decididamente en este frente.

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