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Analistas 29/01/2022

¿Buenas prácticas en la escuela?

Adriana Gutiérrez Ramírez
Gerente de Bloom Ecoworking
Adriana-Gutiérrez-Ramírez

Formar y mantener mercados es una máxima del mercadeo como disciplina. Por ello, el marketing de sostenibilidad es aquel que busca educar a las personas para que piensen y actúen de manera sostenible.

Entendiendo la importancia que tiene la formación de futuros mercados, es decir, los niños y jóvenes que más adelante serán los consumidores de productos o servicios, surge la necesidad de que la tarea transcienda a todos los escenarios de su vida. El estado y en general otros actores de la sociedad como las empresas, también tienen su responsabilidad; de ahí la necesidad de un mercadeo sostenible desde lo social, lo económico y lo ambiental.

Dicen las abuelas que los valores y la buena educación comienza en casa, y es cierto. Pero también en la escuela y por parte del estado, está la responsabilidad de generar todas las garantías posibles. Todo esto para decir que la educación o en términos mercadológicos, -la formación de un futuro mercado o consumidor sostenible- es asunto de todos.

Debido a que estamos viviendo una etapa evolutiva del mercado, en la que la sostenibilidad es una meta de índole global, es importante que en todos los ámbitos los niños aprendan sobre estos temas. Pienso desde mi experiencia que muchos colegios se desgastan en diseñar programas muy “bonitos” sobre sostenibilidad, pero son poco coherentes con ello en algunas partes del proceso.

Nada más insostenible, no solo desde lo económico sino desde lo social y lo ambiental, que las mismas listas de útiles escolares. El “desperdicio” de materiales reina; entre comillas porque dudo que muchas veces ese desperdicio tenga una disposición adecuada.

Otro error común es enseñarles a los niños a recoger la basura del piso y decirles que es por el planeta, cuando muchos de esos elementos no van a la caneca, bolsa o contenedor indicado a falta de instrucciones.

Poca reutilización de libros que quedan prácticamente nuevos; no solo se desperdicia papel (medio ambiente) sino que pocas veces se usan para beneficio de los que viven con escasos recursos (social) y las altas inversiones de dinero que se pueden destinar a otras causas (sostenibilidad socio económica).

Impresiona que en un colegio hoy no se promueva, en este sentido, el espíritu colaborativo y así optimizar los recursos y favorecer al medio ambiente pudiendo existir listas y materiales compartidos entre familias. ¿Cuántas veces nos piden uno o dos vasos desechables para una tarea? Y cada familia compra un paquete de 20 porque es la presentación más sencilla, y, ¿el resto qué? Dinero y recursos naturales desperdiciados.

Entiendo que uno como padre se emociona con los trabajos escolares. Pero creo que se pueden generar programas donde los apreciemos y continúen el ciclo. Abrir en la escuela espacios de reciclaje y reutilización de todas las creaciones les enseñaría un poco sobre cómo funciona la circularidad de manera integral. Hacerlo con materiales escolares, trabajos, libros y hasta uniformes.

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