Malhumor en el trabajo: cómo dejar de ser el que siempre se queja de todo

La ansiedad, la depresión y el estrés sostenido en el tiempo suelen manifestarse en comportamientos de enojo cotidiano en el entorno laboral. Parece ser que en tiempos ásperos, también las relaciones interpersonales se convierten en espinosas. La decepción, frustración y el enojo irrumpen a cada momento, y tenemos que lidiar con comportamientos que rozan el mal trato.

Dentro de ellos, está el mal humor, un rasgo de la personalidad humana totalmente natural y razonable, siempre que sea por períodos determinados y que no afecte el normal desenvolvimiento de una persona y su entorno.

Por lo general, además de rasgos basados en las experiencias de vida, las decepciones, los problemas, las situaciones tortuosas y las frustraciones cotidianas, sus causas están muchas veces relacionadas con la ansiedad, la depresión encubierta, el estrés sostenido en el tiempo y el miedo. El cansancio, el hambre, la sensación de soledad y desamparo son, también, desencadenantes de esta variación de estado de ánimo.

Un mal día lo tenemos todos: el problema aparece cuando se sostiene en meses, años, y una vida con pesadumbre, la queja y la victimización, primas hermanas del mal humor manifiesto.

Amanecer con el pie izquierdo

Muchas personas han desarrollado un mecanismo de defensa autodestructivo hacia ellos y, sobre todo, con un impacto negativo hacia los demás. Desde que se levantan hasta que van a dormir están ofuscados con todo y todos, por cualquier motivo.

Esta manifestación de su energía vital produce un efecto contraproducente desde toda perspectiva, ya que afecta la salud, deteriora los vínculos, no aporta soluciones, desencadena situaciones de ira y descontrol, frustra y deprime al malhumorado y a quienes lo rodean y corroe la autoestima y la valoración personal.

Las 10 estrategias para hacerle frente

Deje de afirmar “yo soy así y no voy a cambiar”

El primer paso es aceptar que usted tiene un trastorno disfuncional que lo afecta a usted y a los demás. Y pida ayuda.

Haga una constante introspección

Debe preguntarse y responderse varias veces, en un patrón de continuidad hasta llegar al fondo de la cuestión: “¿qué es lo que me produce malhumor ahora?”. Empiece a pelar esa ‘cebolla emocional’ hasta llegar al fondo. Anote la primera y la última respuesta de cada vez que lo haga: será muy revelador.

Establezca un código con personas íntimas

Se trata de que ellos le adviertan cuando está pasando determinado límite en su conducta malhumorada. Por ejemplo, un gesto establecido le hará saber conscientemente que se está pasando la raya.

Participe de actividades que dejen experiencias gratas

Aunque al principio se vea un poco forzado, consuma comedias en Netflix; apúntese en clases de yoga de la risa (excelente disciplina) o risoterapia, y escuche chistes graciosos mientras va al trabajo.

Visite a un terapeuta profesional

Vaya a un terapeuta profesional si siente que no puede controlar o corregir su mal humor. No lo confunda con la ira o bronca, que es natural que la sienta en algunos momentos.

Descubra sus fortalezas y expándalas

¿Hay algo que tiene pendiente por hacer desde que era niño? Jamás es tarde para empezar. Hágalo paso a paso, hasta que pueda disfrutarlo: no lo descarte al primer escollo que se presente.

Reconozca a las personas que son alegres

Felicítelos, pídales consejos, comparta su problema y ábrase a escucharlos. Seguro encontrará algo de valor para implementar de a poco.

Practique ejercicio diariamente

Desconectarse de sus emociones negativas con la actividad física, ayuda a superarlas.