Este panorama se ha desencadenado, entre otros factores, por el altísimo costo de los medicamentos, algunos de ellos importados y otros de diversas marcas, que bien podrían sustituirse por genéricos de fabricación nacional.
El país no puede seguir dependiendo de unos pocos fabricantes, porque no solo se impacta la economía del sector, sino que se genera inequidad y se pone en riesgo la vida de muchas personas.
Es importante reflexionar sobre el papel de la industria nacional en este contexto, donde se evidencia la necesidad de desarrollar e implementar protocolos de fármaco vigilancia que arrojen resultados medibles sobre la calidad de medicamentos genéricos nacionales muchos de ellos producidos con altos estándares de calidad, que cumplan la misma función de los productos innovadores, que satisfagan las expectativas de los profesionales de la medicina, las instituciones hospitalarias públicas y privadas y de los pacientes que dependen de ellos para mejorar su salud.
Los médicos también tienen una gran responsabilidad en este tema porque en la medida que contribuyan a que haya una mayor aceptación por los medicamentos genéricos, harán aportes fundamentales para que los recursos del sistema alcancen para un mayor número de personas.
Una muestra de la capacidad que tienen los laboratorios farmacéuticos para responder a estas necesidades, es que la participación de los genéricos en el mercado nacional registró un aumento de casi 50 % en el último año. Parte de estos resultados han sido atribuidos al control de precios que viene haciendo el Gobierno Nacional a más de 500 principios activos de medicamentos, con el fin de promover que haya una mayor oferta, con precios asequibles para los pacientes, pero también al compromiso de varios de los actores que intervienen en este proceso.
No obstante, los laboratorios farmacéuticos siguen teniendo un reto muy grande, para optimizar la tecnología y aumentar los esfuerzos en investigación, con el objetivo de atender la demanda interna, cumpliendo con los parámetros requeridos por el Invima, que desde el año 2014 inició el proceso para exigir bioequivalencias a un mayor número de productos, comparándolos con el innovador.
El Gobierno Nacional también tiene un gran desafío, no solo en la regulación de los precios de las moléculas y los medicamentos, sino en el seguimiento a la Ley Estatutaria de Salud, sancionada en febrero de 2015, la cual no ha mostrado avances concretos en el primer año de vigencia y puede convertirse en un saludo a la bandera, si no tiene el seguimiento necesario para cumplir con lo establecido.
Finalmente, cuando no hay dinero suficiente para fortalecer los sistemas de salud, impulsar mecanismos como la Ley Estatutaria en Colombia, ni para comprar moléculas costosas, los países tienen que tomar decisiones eficientes y volcar su mirada hacia el uso de productos genéricos de calidad, procurando que los recursos alcancen para todos. No hay que olvidar que la salud es un derecho fundamental que debe primar por encima de cualquier interés comercial.
Marco Antonio Avella
Presidente del Grupo AVE
