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EDITORIAL

Vulnerabilidad del sector externo

viernes, 12 de septiembre de 2014
La República Más
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El flujo comercial ha cambiado notablemente y ahora es el momento para actuar y corregir comportamientos.

Hace un tiempo, la vulnerabilidad del sector externo de la economía, en particular de los países en desarrollo, constituía un asunto de preocupación permanente de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en buena parte los ajustes económicos a los que eran sometidos estos países se sustentaban en la estabilidad, como condición para recuperar la capacidad de cubrir las obligaciones con el exterior.

Aunque hoy es un asunto que está en la agenda de esos organismos y las agencias de riesgos, el buen desempeño del comercio exterior y los altos precios de las materias primas, han hecho que dejara de ser una prioridad de corto plazo, lo cual no quiere decir que sea un tema olvidado. Sin embargo, el solo hecho de recordar la historia de lo ocurrido produce intranquilidad en el entendido que las consecuencias son asumidas en términos de pérdida de bienestar.    

Los últimos datos muestran que el sector externo colombiano registra un déficit en sus operaciones de comercio y servicios, de alrededor de 6% del PIB, monto que no se puede pasar por alto y que es una señal de alerta a la que las autoridades deben poner atención porque demuestra una vulnerabilidad de la economía nacional. Ese balance deficitario es consecuencia de que los pagos que se hacen al exterior superan a los ingresos por exportaciones en la cuenta corriente y su financiamiento se está haciendo a través de la cuenta capital por la vía de la inversión y el endeudamiento, pero que resulta insostenible en mediano plazo, además de generar desconfianza en el entendido que las autoridades locales no tienen el control.

Las exportaciones no pasan por un buen momento y su estancamiento es evidente. Los ingresos por petróleo y minería que sustentaban buena parte de las exportaciones han dejado de crecer y su tendencia es al decrecimiento. Por el contrario, las importaciones mantienen un nivel alto e incluso en algunos casos como el de Estados Unidos, la balanza comercial superavitaria, comienza a volverse negativa. La situación del sector industrial en cuanto a movimientos externos es una de las señales de cuidado, debido a que mientras las exportaciones manufactureras se mantienen en niveles poco alentadores, las compras o importaciones permanecen en una tasa de crecimiento relativamente amplia. Así, el faltante solo era absorbido por ingresos generados por la industria extractiva y ahora con la desaceleración en esta actividad, el panorama se puede complicar.

El déficit en cuenta corriente del sector externo no puede seguir creciendo. Lo ideal sería que unos mayores ingresos permitieran esa reducción, pero la realidad es que esta opción no es posible. La otra es actuar sobre la otra parte de la ecuación, para lo cual los instrumentos van más allá de simples barreras al comercio.

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