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Desde 1993 que existe como tal el Ministerio de Transporte, no había una ministra. Ojalá ella pueda dejar algo para ver y usar.
Es cierto que en tiempos ya muy remotos cuando existía el Ministerio de Obras Públicas, hubo una jefe de cartera, literalmente hablando, que estuvo a cargo de hacer la infraestructura del país en tiempos del despertar económico y de la internacionalización.
Pero desde 1993, ya bajo el nombre de Ministerio de Transporte, no había ocupado ese cargo una ingeniera con probada experiencia en el sector privado y grandes muestras de ejecución en lo público como es Cecilia Álvarez-Correa. Su experiencia habla por sí sola, pero también está demostrado que ese ministerio es un verdadero horno en donde se queman todas las buenas intenciones de personas aparentemente idóneas para desempeñarlo.
Desde 1993 hasta la fecha, han pasado diez ministros por la cartera de Transporte sin mayores cosas que mostrar. Se dice que el país tiene un rezago en infraestructura de más de tres décadas, lo que quiere decir que al menos esos diez ministros, poco o nada han hecho desde la creación del Ministerio. Siempre son los mismos temas: Túnel de la Línea, dobles calzadas a Tunja, Girardot, Buenaventura, al Caribe y mejoramiento de las redes de carreteras a cargo de la Nación.
El viejo ministerio de Obras Públicas, convertido desde el Gobierno de César Gaviria como de Transporte, debería llamarse el ‘ministerio de las obras eternas’. Los ocho años de Andrés Uriel Gallego fueron una fracaso; los casi dos años de Germán Cardona, se fueron poniendo la casa en orden; y las pocas semanas del polémico Miguel Peñaloza, un descrédito para un sector que necesita soluciones serias y rápidas.
Ahora llega una mujer con la suficiente entereza profesional para actuar, pero el país económico necesita que tenga la firme convicción de dejar un profundo legado en las obras de infraestructura que nunca se han entregado.
No puede ser un Ministerio de anuncios ni de componendas con los constructores. Debe ser una cartera seria de resultados que verdaderamente pongan al país en otra etapa de su desarrollo.
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