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EDITORIAL

“Mándame un chat con plata”

sábado, 12 de agosto de 2017

Se llama WhatsApp Payments y puede ser el camino que buscaba Facebook para hacer rentable la exitosa aplicación de telefonía celular que no encuentra la manera de darle dinero a sus nuevos dueños. Recordemos que el sistema de mensajería instantánea para celulares, basado en la plataforma de internet, hoy cuenta con más de mil millones de usuarios y se ha convertido en un verdadero fenómeno social de la misma talla de Facebook, Twitter, YouTube o Instagram. El novedoso emprendimiento costó más de US$20.000 millones, convirtiéndose en una de las operaciones más bullosas de las nuevas tecnologías, pero con el lunar que hasta el momento: no ha podido devolverles a sus dueños el capital invertido hace más de tres años. Casi todo el mundo usa WhatsApp, pero nadie ha pagado un peso por esa herramienta de gran utilidad y apropiación social, el fenómeno es tal que la misma Real Academia de la Lengua estudia incluir la palabra wasap o guasap para abrirle paso a un verbo moderno que indique la acción de estar mandando mensajes permanentes por este medio. Desde que fue inventado en 2009, por Jan Koum, han aparecido muchas copias que procuran imitar sus servicios, pero sin lograr superarla; con la compra por parte de Facebook, las cosas se dinamizaron y el fenómenos social dejó de ser una tendencia o una moda para convertirse en un negocio muy prometedor. La versión de prueba, WhatsApp Payments, busca que los usuarios de la red social puedan enviarse dinero poniendo en marcha un sofisticado sistema de transferencias en tiempo real, que puede convertirse en la salvación de la demandante inversión en nuevas tecnologías que debe hacer permanentemente la aplicación de telefonía móvil, en su búsqueda por ser rentable y no cederle el paso a sus competidores, quienes están trabajando en nuevas maneras o formas rentables de un servicio que nació gratuito y masivo, además nadie quiere pagar por algo que nunca ha pagado. La cuestión es cómo evolucionar de simple chat -abundan muchos en el mercado de las aplicaciones- a un sistema de pagos basado en teléfonos inteligentes. Ya se pueden enviar documentos, hacer videollamadas y navegar por páginas web desde WhatsApp, pero no se ha logrado avanzar en monetizar todos estos servicios. Si los accionistas de WhatsApp se salen con la suya y logran convertirse en un sistema de pagos inmediatos, además de una estructura de comunicación, ciertamente está a las puertas de ser la herramienta implementada sobre el celular más disruptiva al integrar distintas formas de comunicación en tiempo con pago de servicios, finanzas personales o facilitador de préstamos entre conocidos. Quizá estemos atravesando los días en los que WhatsApp, tal como hoy lo conocemos, es parte de la historia y lo veremos transformarse en un poderosa herramienta financiera. Hace pocos días decíamos en este mismo espacio que a todos los negocios les llega su Uber y todo parece indicar que a las herramientas financieras del mercado tradicionales les llegará la transformación de WhatsApp, que amenaza con convertirse en lo más preciado de las aplicaciones de los teléfonos inteligentes desde donde se habilitarán sistemas de pago. No es teóricamente un “cisne negro”, pero si es un desarrollo más predecible que integra número telefónico, tarjeta de crédito y cuenta bancaria, tres elementos modernos, con alto poder disruptivo, que unidos se apoderan de las soluciones presentes y abren un mundo de posibilidades. Estamos a las puertas de que WhatsApp se convierta en una herramienta más sofisticada en comparación de la que hoy tenemos.

Editorial

Se llama WhatsApp Payments y puede ser el camino que buscaba Facebook para hacer rentable la exitosa aplicación de telefonía celular que no encuentra la manera de darle dinero a sus nuevos dueños. Recordemos que el sistema de mensajería instantánea para celulares, basado en la plataforma de internet, hoy cuenta con más de mil millones de usuarios y se ha convertido en un verdadero fenómeno social de la misma talla de Facebook, Twitter, YouTube o Instagram. El novedoso emprendimiento costó más de US$20.000 millones, convirtiéndose en una de las operaciones más bullosas de las nuevas tecnologías, pero con el lunar que hasta el momento: no ha podido devolverles a sus dueños el capital invertido hace más de tres años. Casi todo el mundo usa WhatsApp, pero nadie ha pagado un peso por esa herramienta de gran utilidad y apropiación social, el fenómeno es tal que la misma Real Academia de la Lengua estudia incluir la palabra wasap o guasap para abrirle paso a un verbo moderno que indique la acción de estar mandando mensajes permanentes por este medio. Desde que fue inventado en 2009, por Jan Koum, han aparecido muchas copias que procuran imitar sus servicios, pero sin lograr superarla; con la compra por parte de Facebook, las cosas se dinamizaron y el fenómenos social dejó de ser una tendencia o una moda para convertirse en un negocio muy prometedor.

La versión de prueba, WhatsApp Payments, busca que los usuarios de la red social puedan enviarse dinero poniendo en marcha un sofisticado sistema de transferencias en tiempo real, que puede convertirse en la salvación de la demandante inversión en nuevas tecnologías que debe hacer permanentemente la aplicación de telefonía móvil, en su búsqueda por ser rentable y no cederle el paso a sus competidores, quienes están trabajando en nuevas maneras o formas rentables de un servicio que nació gratuito y masivo, además nadie quiere pagar por algo que nunca ha pagado. La cuestión es cómo evolucionar de simple chat -abundan muchos en el mercado de las aplicaciones- a un sistema de pagos basado en teléfonos inteligentes. Ya se pueden enviar documentos, hacer videollamadas y navegar por páginas web desde WhatsApp, pero no se ha logrado avanzar en monetizar todos estos servicios.

Si los accionistas de WhatsApp se salen con la suya y logran convertirse en un sistema de pagos inmediatos, además de una estructura de comunicación, ciertamente está a las puertas de ser la herramienta implementada sobre el celular más disruptiva al integrar distintas formas de comunicación en tiempo con pago de servicios, finanzas personales o facilitador de préstamos entre conocidos. Quizá estemos atravesando los días en los que WhatsApp, tal como hoy lo conocemos, es parte de la historia y lo veremos transformarse en un poderosa herramienta financiera.

Hace pocos días decíamos en este mismo espacio que a todos los negocios les llega su Uber y todo parece indicar que a las herramientas financieras del mercado tradicionales les llegará la transformación de WhatsApp, que amenaza con convertirse en lo más preciado de las aplicaciones de los teléfonos inteligentes desde donde se habilitarán sistemas de pago. No es teóricamente un “cisne negro”, pero si es un desarrollo más predecible que integra número telefónico, tarjeta de crédito y cuenta bancaria, tres elementos modernos, con alto poder disruptivo, que unidos se apoderan de las soluciones presentes y abren un mundo de posibilidades. Estamos a las puertas de que WhatsApp se convierta en una herramienta más sofisticada en comparación de la que hoy tenemos.

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