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EDITORIAL

La mano de obra en el sector agropecuario

miércoles, 10 de agosto de 2016
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Hay miles de oportunidades en el campo, lo primero es retener a los jóvenes con condiciones laborales dignas.

Hasta finales de los años noventa, en el sector rural se manejaba un salario mínimo distinto al que se pagaba en las ciudades, era un poco menor y había sido acordado por los gremio del sector con los gobiernos centrales de turno. Una práctica a todas luces discriminatoria que desplazaba la mano de obra del campo a la ciudad, pues en las grandes urbes se pagaba mejor que en las fincas. Y esa práctica laboral extendida se institucionalizó y vemos cómo el campo se sigue quedando sin mano de obra.

La tasa de cambio ha permitido que productos de exportación como las flores, el café, el banano y otros productos no tradicionales, estén pasando por un buen cuarto de hora de altos ingresos y de consolidación en mercados abiertos por los tratados de libre comercio. Pero hay un S.O.S. extendido entre los agroindustriales por la escasez de trabajadores en todas las actividades y en casi todas las regiones. El gran paradigma del campo colombiano es tener dinero para progresar, pero no mano de obra con vocación para trabajar a largo plazo, y eso tiene que ver con los malos salarios, la falta de formalización empresarial y la mala cobertura de la seguridad social.

Es totalmente comprensible que cualquier colombiano, en algún rincón del país, quiera trabajar honestamente, pero en condiciones y beneficios modernos, con salud, educación, cobertura de riesgos profesionales, vacaciones y todos esos “privilegios” con las que cuentan quienes encuentran una ocupación en una manufactura o industria urbana. Hay toda una tarea por hacer que compromete a los gremios agropecuarios, el Ministerio de Trabajo y al mismo Dane, para incentivar el trabajo decente en el campo y así verdaderamente empezar a desarrollar el posconflicto con oportunidades laborales formales.

La Federación Nacional de Cafeteros lanzó un llamado donde argumenta que necesita recolectores de café para la cosecha venidera, el punto es que no aclara las condiciones de esa labor, los medios de pago y la dignidad de ese trabajo, que en varios lugares carece de los mínimos detalles, como indumentaria, herramientas, servicios médicos, seguridad agroindustrial, responsabilidad social para con los trabajadores etcétera. Dice la FNC que “como resultado de la recuperación de la producción cafetera, el sector requiere con urgencia al menos 60.000 trabajadores para recoger la cosecha del segundo semestre” que comenzará a salir entre septiembre y diciembre próximos, pero debe también motivar a los cafeteros, grande y pequeños agroindustriales, a mejorar las condiciones de vida de estos colombianos. Hemos defendido la idea de que los salarios mínimos deben ser por sectores para que haya competencia por la mano de obra, más allá de la simple remuneración. Hay miles de oportunidades en el campo y lo primero es que retengan a los jóvenes con condiciones laborales dignas.

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