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Más que nuevos días festivos, el país económico necesita producir para reducir la pobreza y disminuir la precariedad, objetivos que solo se consiguen si la productividad aumenta
En un año normal de 365 días, los colombianos cuentan con 261 días laborales, restando los fines de semana, para una semana laborable de cinco días, a la que hay que quitarle los 18 días entre semana que son festivos o de puente. El resultado será 243 días, a los que se le reduce otro par: el día de la familia y el cumpleaños, que casi todas las empresas lo dan como no laborable; para un total de 241, a los que hay que restarles 15 días laborales de vacaciones, la cifra queda en 226; número que se debe distribuir entre 52 semanas, lo que resulta un promedio semanal de 4,3 días. ¡Hace rato se camina en medio de una jornada laboral de menos de 48 y de menos de cinco días semanales! Lo que es toda una revelación de la verdadera productividad colombiana que se ve reflejada en los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde, que pone a la economía local como la menos productiva del llamado “club de las buenas prácticas”. Colombia es el de peor desempeño a cifras de hace dos años: el promedio de producción son US$20 por trabajador, frente a US$162,5 de Irlanda, y el promedio de la Ocde está en US$67,5. A Irlanda le siguen Noruega, Luxemburgo y Dinamarca, con US$130,7 y US$104,2 de aporte al Producto Interno Bruto por empleado por hora trabajada. Colombia es el peor ubicado, sus trabajadores solo producen US$20 por hora trabajada mientras que en otro país de la región como Chile esta cifra casi que se duplica, US$35,5. Ahora bien: ¿qué es productividad? “Es la relación entre la cantidad de productos obtenida por un sistema productivo y los recursos utilizados para obtener dicha producción” o un termómetro que calcula “el total de bienes y servicios producidos por la tierra, el trabajo, el capital en un periodo determinado (...) la productividad da cuenta de lo que produce un trabajador en una hora, en un día o incluso en un mes”. Para la Ocde, “el PIB por hora trabajada es una medida de la productividad laboral. Mide qué tan eficientemente se combina el trabajo aportado con otros factores de producción y se utilizan en el proceso. El trabajo aportado se define como el total de horas trabajadas de todas las personas que participan en la producción. La productividad del trabajo refleja solo parcialmente el trabajo en términos de las capacidades personales de los trabajadores o la intensidad de su esfuerzo. La relación entre la medida del producto y el trabajo aportado depende ampliamente de la presencia y/o uso de otros insumos (por ejemplo, capital, insumos intermedios, cambios técnicos, organizativos y de eficiencia, economías de escala)”. Lo más elocuente de la productividad es que no necesariamente más horas de trabajo se reflejan en mejores resultados; se trata de la especialización y el desarrollo mismo de la economía. En los países líderes en tecnología menos es más, lo que derrumba las tesis de quienes defienden más horas a la semana o más horas durante la jornada diaria, chichés dignos de economías subdesarrolladas; lo que verdaderamente se necesita es evolución en términos de estudio, tecnologías y conocimiento de mercados. Claro que hay que avanzar en la productividad de los colombianos, pero no para trabajar 12 ó 16 horas al día, ni sábados, domingos y festivos, es trabajar menos pero con mayor eficiencia.
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